Postulados fundamentais da teoria da modernidade reflexiva de Anthony Giddens
El propósito de este artículo monográfico es presentar a los estudiantes de Sociología y otras ciencias sociales los postulados teóricos de Anthony Giddens en torno a la reflexividad y su relación con la modernidad radicalizada. Para ello expongo, en primer lugar, los antecedentes que fundamentan su análisis de las trasformaciones de la sociedad contemporánea, tomando como referencia la teoría de la estructuración. En segundo lugar, abordo el tratamiento que hace el autor de la modernidad, su condición reflexiva y su tesis sobre la radicalización de dicho proceso social. En tercer lugar presento algunos de los principales temas que le dan continuidad a su programa de investigación. A fin de enriquecer este trabajo monográfico se incluye una selección bibliográfica relacionada con los temas y debates teóricos sobre los conceptos y los planteamientos de Giddens.
The purpose of this scholarly monograph is to introduce students of sociology and other social sciences to the theoretical postulates of Anthony Giddens about reflexivity and its relation to the radicalized modernity. For this purpose –attending space limitations–, I first layout the background that underlies his analysis of the transformations of contemporary society with reference to the theory of structuration. Secondly, I address the analysis of modernity made by the author, its reflexive condition and his thesis on the radicalization of the social process. Thirdly, I present some of the main themes that give continuity to his research program. In order to enrich this monograph I have included a selected bibliography of related issues and theoretical debates on the Giddens’ concepts and approaches.
O objetivo deste trabalho é apresentar aos alunos de sociologia e outras ciências sociais uma monografia dos postulados teóricos de Anthony Giddens sobre a reflexividade e a sua relação com a modernidade radicalizada. Em primeiro lugar, utilizo como referência à teoria da estruturação para descrever os antecedentes que fundamentam o análise do autor a respeito das transformações da sociedade contemporânea. Em segundo lugar, estudo o problema da modernidade, a sua dimensão reflexiva e a radicalização deste processo social, segundo Giddens. Em terceiro lugar, apresento alguns dos principais temas abordados pelo autor que dão continuidade ao seu programa de investigação. Para enriquecer o texto foi incluída uma seleção de bibliografia relacionada com problemas e debates teóricos sobre os conceitos e as reflexões de Giddens.
Modernidad reflexiva ; globalización ; reflexividad ; fiabilidad ; modernidad radicalizada.
Reflexive modernity ; globalization ; reflexivity ; fiability ; radicalized modernity.
Modernidade reflexiva ; globalização ; reflexividade ; confiabilidade ; modernidade radicalizada.
La teorización de Anthony Giddens1 en torno a la modernidad ha sido uno de los principales planteamientos desarrollados para el tratamiento de las transformaciones de la sociedad contemporánea y de reformulación de la teoría sociológica a lo largo de su fructífera trayectoria intelectual. El tema de la reflexividad es uno de los ejes articuladores de su compleja elaboración teórica. El propósito de este trabajo es presentar los postulados teóricos del autor británico en torno a la reflexividad y su relación con la modernidad radicalizada. Para ello expongo, en primer lugar, los antecedentes que fundamentan su análisis de la sociedad contemporánea tomando como referencia la teoría de la estructuración. En segundo lugar, abordo el tratamiento que hace el autor de la modernidad, su radicalización y su condición reflexiva. Aquí la exposición atiende además de sus principales tesis, las categorías centrales, sus premisas analíticas y las implicaciones metodológicas. En esta sección incluyo además la especificidad de la construcción teórica de Giddens en contraposición a la concepción de los teóricos de la posmodernidad. Finalmente se presentan algunos de los principales temas que le dan continuidad a su programa de investigación. El procedimiento metodológico empleado consistió en el análisis de la forma en que el tema de la modernidad se articula con los diversos planos de teorización que articulan la obra del autor sobre la transformación de la sociedad contemporánea. El manejo sistemático de estos puntos se centró en las relaciones entre los diversos planos de teorización, las estrategias analíticas y las implicaciones metodológicas asumidas por el autor.
Anthony Giddens caracteriza su obra como un marco conceptual para el análisis de la forma en que los seres humanos hacen su propia historia, un marco para dar cuenta de la forma en que a través de las prácticas sociales los agentes producen, reproducen y transforman a la sociedad. En uno de los primeros pronunciamientos sobre su programa de investigación, el autor británico señaló que su proyecto intelectual enlaza tres objetivos: el desarrollo de un enfoque crítico de la evolución de la teoría social del siglo XIX y XX; el tratamiento crítico de temas centrales del pensamiento social del siglo XIX asimilados por las teorías de la formación de las sociedades avanzadas. Y en tercer lugar elaborar y replantear los problemas ligados a la condición desconcertante de las ciencias sociales, vinculado a su objeto de estudio: la actividad social humana y la intersubjetividad.2 En La constitución de la sociedad (1995) Giddens desarrolla su teoría de la estructuración, a la que asume como la formulación de una teoría del ser social históricamente conformado. Esta teoría ofrece una síntesis para reconceptualizar las relaciones entre la estructura social y la acción humana, que la tradición sociológica había asumido en los dualismos de individuo y sociedad y de su correlato subjetivismo y objetivismo. En dicha obra, uno de los productos de la amplia y profunda revisión crítica de la teoría social y cuya etapas fueron expuestas en un gran número trabajos teóricos precedentes, son expuestos los planteamientos de su ontología social, los cuales van a articular su teorización de la modernidad reflexiva.3 Los conceptos de agencia humana, estructura, principios estructurantes, dualidad de estructura y doble hermenéutica, entre otros recursos conceptuales, son contribuciones que trazan un primer horizonte analítico de su programa de investigación.
En este marco teórico analítico Giddens define la acción humana a partir de la competencia de los individuos para actuar, realizar las cosas y, en particular, de su capacidad para influir en los comportamientos de otros actores y de transformar las circunstancias y los contextos en los que se producen las interacciones. Estos atributos se completan con la reflexividad, dado que, en el ejercicio del poder, el actor o agente comprende las condiciones en las cuales actúa, tiene objetivos e intenciones en función de los cuales puede orientar su conducta y tiene expectativas en relación con los demás. De acuerdo con Giddens la reflexividad abarca tanto la conciencia discursiva como la conciencia práctica.4 En su propuesta de reconceptualización, caracteriza a la estructura como aquellas propiedades articuladoras que intervienen en el ordenamiento institucional de las sociedades, estabilizando y “estirando” relaciones a lo largo de segmentos espacio-temporales dilatados. Se trata de un conjunto de interacciones y principios organizativos que sólo existen en tanto haya continuidad en una reproducción social por un tiempo y un espacio. Y esa continuidad, a su vez, sólo existe en las actividades reflexivamente registradas de actores situado con un espectro de consecuencias buscadas y no buscadas (1995: 240). Las estructuras “acarreadas” por los sistemas sociales –afirma– no sólo imponen restricciones sino que también habilitan la acción.
Respecto a la dualidad de estructura plantea que las estructuras y los agentes constituyen conjuntamente una dualidad. Rechaza que sean entidades que pueden ser pensadas cada una con independencia de la otra, como lo había asumido convencionalmente la teoría sociológica. La estructuración –a su juicio– produce al mismo tiempo estructuras y agentes.5 La dualidad de estructura explica el carácter recursivo de la vida social. Así, en esta óptica, por una parte, el registro de los actos reflexivos y los de cognición autorreflexiva que median la cotidianeidad son fundamentales en la recreación de las estructuras por medio de prácticas sociales recurrentes. De otra parte las estructuras sociales están conformadas de acciones y relaciones humanas y, al mismo tiempo, fungen como su pauta; es su repetición a lo largo del tiempo y distancias en el espacio lo que configura las estructuras. La de noción de la dualidad de estructura permite reconocer que las propiedades estructurales de los sistemas sociales son tanto un medio como un resultado de las prácticas que ellas organizan de manera recursiva.6
La doble hermenéutica es un planteamiento que se sustenta en el reconocimiento de las complejas articulaciones que operan entre el mundo social y el conocimiento generado por las ciencias sociales. De acuerdo con Giddens, dicho planteamiento refiere la intersección de dos marcos de sentido: de una parte el mundo social provisto de sentido por los actores legos en su vida cotidiana y, de otra parte, los marcos teóricos de sentido generados por los científicos sociales para la reinterpretación del primero. El autor muestra que hay un constante “deslizamiento” de uno y otro, inherente a la práctica de las ciencias sociales.
En sus libros Consecuencias de la modernidad (1993), Modernidad e identidad del yo (1994), Transformaciones de la intimidad (1995) y Un mundo debocado (2001), entre otros trabajos, Giddens desarrolla una prolija teorización sobre las transformaciones de la sociedad contemporánea con atención a las instituciones sociales y las dimensiones de la modernización. Para su tratamiento el autor británico desarrolla lo que denomina una perspectiva de análisis institucional con alusiones epistemológicas y culturales.7
Como punto de partida Giddens afirma que la modernidad consiste en los modos de vida y de organización social que surgieron en Europa alrededor del siglo XVIII, los cuales han ejercido crecientemente una influencia mundial.8 Para determinar la especificidad de la modernidad, Giddens adopta una estrategia analítica que atiende su condición dinámica, el ámbito global de las instituciones modernas y las discontinuidades.
En su análisis institucional Giddens asume como punto de origen lo que denomina una interpretación “discontinuista”9 del desarrollo social moderno para caracterizar lo que es la modernidad y sus consecuencias para la actualidad. Las discontinuidades características de las instituciones modernas son el ritmo de cambio que vertiginosamente se intensifica; el ámbito de cambio que simultáneamente crece en extensión; y la naturaleza intrínseca de las instituciones modernas. Giddens señala que las nociones de continuidad y discontinuidad –sobre todo esta última– son fundamentales en el análisis de las formas de vida social y para abordar a los procesos históricos desde una perspectiva que los asuma como un entramado complejo de acontecimientos humanos y que –con apoyo en ciertos elementos del pasado– puede configurar el presente y delinear futuros. En esta línea, el análisis y contraste de lo pre-moderno y lo moderno forma parte de una estrategia analítica que si bien los asume como dos procesos históricos “distintos”, mediante las nociones de continuidad y discontinuidad, considera que es posible reconocer entre ellos una mutua determinación.10 Como fuentes dominantes del dinamismo de la modernidad Giddens identifica tres: la primera es la disociación del tiempo y el espacio como la condición del distanciamiento de ámbito indefinido que proporciona los medios para una regionalización precisa temporal espacial.11 La segunda es el desarrollo de mecanismos de desanclaje o desmembramiento, que al remover la actividad social de sus contextos localizados, favorece las relaciones sociales a través de amplias distancias entre el tiempo y el espacio. La tercera es la reapropiación reflexiva del conocimiento. Sobre ésta señala que la producción del conocimiento sistemático sobre la vida social se hace integral al sistema de reproducción, impulsando la vida social fuera de los anclajes de la tradición.
Sobre las instituciones que por su naturaleza son distintivas de la modernidad Giddens hace referencia a cuatro: el sistema político del Estadonación, la dependencia de fuentes inanimadas de energía, la completa mercantilización de los productos y del trabajo asalariados. En un segundo plano, señala que la ciudad también funge como otro rasgo característico de la modernidad, ahora ordenada con principios urbanos que la distinguen de la ciudad premoderna.
Para profundizar en la caracterización de la modernidad Giddens asume los temas de seguridad frente al peligro y fiabilidad frente al riesgo como dos componentes que conllevan un costo de oportunidad en la vida moderna. En relación con este tema Giddens advierte sobre el enorme potencial destructivo de la modernidad. Así señala que si bien ésta expresa, en principio, condiciones de mayor “seguridad” respecto al orden tradicional a través de procesos tales como el surgimiento de los Estados-nacionales, la monopolización de la violencia por parte del Estado, las mejoras en las condiciones de salud de la población en general y la alfabetización entre otros cambios. Sin embargo –señala– la modernidad también conlleva el surgimiento de nuevos riesgos en las condiciones económicas, las condiciones de vida, el poderío militar y el medio ambiente.
La modernidad –precisa Giddens– no es la búsqueda permanente de lo nuevo, sino la aplicación del conocimiento reflexivo a la propia sociedad. La reflexión en la vida social moderna consiste en el hecho de que las prácticas sociales son examinadas constantemente y reformadas con base en la nueva información sobre las propias prácticas, y de esta manera las prácticas modifican su carácter constituyente. Giddens señala que las estadísticas sobre la sociedad no son sólo un instrumento para conocer esa realidad y por ello para controlarla mejor –como ocurre en el caso de la naturaleza–, sino que sus resultados se incorporan al hacer cotidiano de las personas objeto de estudio. El conocimiento que producen los científicos sociales, una vez apropiado por las organizaciones e instituciones, pasa a constituir lo social, contribuyendo así a su reestructuración y transformación. Giddens precisa que esta reflexividad o circularidad del conocimiento hace que el mundo social moderno no pueda ser estable, debido a la permanente incorporación de nuevos conocimientos. Pues –señala– la producción de conocimiento sociológico es fundamental para el crecimiento del mundo social y, también por ello, que la línea de desarrollo dependerá del conocimiento sobre sí mismo que haya elaborado y asimilado. En la cultura moderna –afirma Giddens–, la reflexión es introducida en la base misma del sistema de reproducción de tal manera que pensamiento y acción son constantemente refractados el uno sobre el otro. La reflexividad institucional, que Giddens define como el uso regularizado del conocimiento sobre circunstancias de la vida social, es por ello un elemento constitutivo en su organización y transformación.12
Los mecanismos de desanclaje, mediante los cuales las relaciones sociales se despegan con respecto a sus contextos locales de interacción y se reestructuran en intervalos espacio-temporales indefinidos –de acuerdo con Giddens–, son de dos tipos: las señales simbólicas y los sistemas expertos. En el primer caso, las señales simbólicas Giddens las define como medios de intercambio que pueden ser pasados de unos a otros sin consideración por las características de los individuos o grupos que los manejan en cada coyuntura, es decir sin consideraciones espaciotemporales. Menciona los medios de legitimación política y el dinero como los ejemplos característicos. Los sistemas expertos, son sistemas de logros técnicos o de experiencia profesional que organizan grandes áreas del entorno material y social respecto de los cuales los sujetos legos no tienen conocimiento pero en los cuales depositan su confianza por la autenticidad del conocimiento experto que aplican. Giddens refiere como ejemplos los abogados, ingenieros, médicos y así sucesivamente que son consultados de forma periódica o irregular.13 Las señales simbólicas y los sistemas expertos –afirma– implican fiabilidad y operan en entornos de riesgo para lograr niveles de seguridad como protección ante peligros.
La reflexividad, además de generar el dinamismo de las instituciones modernas, contribuye a la estandarización de la historia, como sistematización del pasado para modelar el futuro.14 Y por ello señala que la apropiación del pasado resultante es unitaria porque da lugar a la inserción en la historia, aunque se recree a través de diferentes interpretaciones, permitiendo la organización del pasado y el futuro de diversos pueblos en un mismo marco global para la acción y la experiencia humanas.
Giddens señala cuatro factores que operan como filtros del conocimiento que es aplicado reflexivamente: el poder diferencial de personas o grupos; la mediación de valores y conocimiento empírico en las influencias mutuas; la trascendencia o impacto involuntario del conocimiento de la vida social; y la circulación del conocimiento social reflexivamente aplicado en la doble hermenéutica que necesariamente altera las circunstancias a las que originalmente se refería.
La dinámica transformadora de la modernidad se expresa en un proceso de reformulación de la cosmovisión humana, una transformación que –como pone de manifiesto el análisis de Giddens–, tiene como correlato un reordenamiento social. Con la modernidad15 comienza a configurarse un esquema global de desenvolvimiento económico y político sobre las bases ontológicas en lo que respecta al espacio y al tiempo, se reestructura lo que Giddens caracteriza como la condición de ámbito indefinido entre tiempo y espacio y que proporciona los medios para una precisa regionalización temporal espacial y como consecuencia las bases de un reordenamiento social y cultural:
Giddens afirma que a través del desanclaje las acciones sociales en el plano de la cotidianeidad dan lugar a la reconstitución reflexiva y productiva de la sociedad moderna. Nos explica que con la separación del espacio y del tiempo, aunado a la reconfiguración de las relaciones dentro de dimensiones que son estandarizadas y vacías, el desanclaje desmembra las conexiones entre la propia actividad social y su arraigo en los contextos de interacción cara a cara. Giddens señala que con la superación de las restricciones propias de los hábitos y las prácticas locales se abre un amplio espectro de posibilidades de cambio.17
Giddens refiere cuatro dimensiones institucionales de la modernidad el capitalismo como sistema de producción basado en las relaciones entre propietarios de los medios de producción y los propietarios de la fuerza de trabajo; la vigilancia como la supervisión de las actividades de la población en la esfera política el poder militar como control de los medios de violencia ligado a la industria de guerra, el industrialismo y su influencia en el lugar de trabajo, el transporte, los medios de comunicación y la vida doméstica. El análisis institucional que acompaña a este enfoque –de acuerdo con Giddens–, permite poner de relieve el profundo entrelazamiento de las prácticas cotidianas con la duración y solidez de las instituciones.18
Los teóricos de la posmodernidad consideran que los vertiginosos cambios de la sociedad finisecular del siglo XX evidencian que la modernidad ha sido dejada atrás y que la sociedad ha ingresado a una nueva era, a una sociedad posmoderna. Frente a esta perspectiva Giddens considera que es posible comprender las transformaciones de esta sociedad desde el punto de vista de la radicalización de la modernidad. Para el autor británico éste es un periodo en el que las consecuencias de la modernidad continúan su incidencia sobre las formas de vida social de una manera aún más radical y universal.19 Por ello prefiere denominarlo de modernidad “tardía” o “alta”, y coincide con el sociólogo alemán Ulrich Beck en la noción de modernidad reflexiva, asumiendo con ello que la modernidad aún no ha concluido.
Con el planteamiento de la radicalización de la modernidad Giddens aborda lo que identifica como una serie de transiciones inmanentes, separadas de varios agrupamientos institucionales de la modernidad. Desde su perspectiva se trata del surgimiento de modos de vida y formas de organización social que divergen de los originalmente impulsados por las instituciones modernas.20 Las discontinuidades se expresan ahora en un ritmo de cambio más acelerado, un ámbito del cambio más amplio; así como cambios en la naturaleza intrínseca de las instituciones modernas. En el plano del pensamiento la modernidad radicalizada avanza en el proceso de autoclarificación del mismo pensamiento.
En este punto Giddens regresa sobre la pretensión de los teóricos de la posmodernidad acerca de la imposibilidad del conocimiento sobre la acción humana y las tendencias del desarrollo social en la idea de fin de la fundamentación y fin de la historia. Asu juicio en el momento contemporáneo se generan las condiciones para que la modernidad se comprenda a sí misma como parte de un esfuerzo de autocercioramiento, al asumir que el conocimiento no es definitivo y que está sujeto a revisión constante, de la misma manera que todo conocimiento empírico es sometido a cautela. La modernidad radicalizada disipa los residuos de la tradición y la visión providencial de la historia.21
En la modernidad radicalizada las dimensiones institucionales conllevan el surgimiento de nuevos riesgos tales como: colapsos de la economía mundial y la precarización de condiciones de vida como educación, salud y vivienda; el crecimiento de un poder militar; el conflicto nuclear; y los desastres ecológicos de consecuencias mundiales. Giddens compara las representaciones de la modernidad en la teoría social clásica, refiriendo en particular la idea expuesta por Weber de que la creciente compresión de los vínculos de la racionalidad en la modernidad tienden a encerrar al individuo en la monótona jaula de la rutina de la burocracia; la idea de la modernidad en Marx como un monstruo destructor e irreversible; y la visión de Habermas que la asume como un “proyecto inconcluso”. Giddens sugiere sustituir esas imágenes de la modernidad por las de una máquina de juggernaut,22 una desbocada máquina de enorme poder a la que colectivamente los seres humanos podrían manejar hasta cierto punto, pero que también amenaza con escapar de control y hacer añicos a los humanos. El juggernaut –continúa–, aplasta a aquellos que se le resisten, y si a veces da la impresión de mantener un firme equilibrio, hay momentos en los que vive erráticamente en direcciones imprevisibles.23
A partir de esta comparación Giddens esboza una fenomenología de la modernidad considerando cuatro marcos de experiencia dialécticamente relacionados: desplazamiento y reanclaje correspondiente a la intersección de la familiaridad con la extrañeza; intimidad e impersonalidad correspondiente a la intersección de la confianza personal con los lazos impersonales; habilidad experta y reapropiación correspondiente a intersección de los sistemas abstractos con el conocimiento cotidiano; y privacidad y compromiso correspondiente a la intersección de la aceptación pragmática con el activismo.
En su trabajo sobre la vida social en las sociedades postindustriales Giddens señala que simultáneamente a la difusión extensional de las instituciones modernas, generalizada por medio de procesos globalizadores, tienen lugar procesos de cambio intencional tales como vaciamiento, exhumación y problematización de la tradición.24 La modernidad radicalizada, es decir un mundo de “elevada reflexividad”25 –de acuerdo con Giddens–, se distingue de la primera modernidad además de su reflexividad, por su incertidumbre y su fluidez.
Las fuentes del dinamismo de la modernidad, es decir, la separación y recombinación del espacio y el tiempo, el desanclaje y reanclaje de las objetivaciones sociales y el reflexivo ordenamiento y reordenamiento de las relaciones sociales son las mismas; pero ahora con una cobertura plenamente mundial y globalizada y con una mayor incidencia en la vida cotidiana y la intimidad. Las transformaciones que acarrea la modernidad–afirma Giddens– extensivamente han introducido formas de interconexión social que se extienden por todo el mundo; y de manera intensa alteran las características íntimas y privadas de la cotidianeidad.
Un ejemplo de esta incidencia Giddens lo muestra en el caso de las vivencias más pasionales e irreflexivas del amor romántico, las cuales son sustituidas por relaciones de pareja que, al estar impregnadas por la reflexividad, generan dinámicas de negociación y de apertura emocional entre sus integrantes.26 El nuevo modelo amoroso –al que denomina “amor confluente”–, se basa en una “relación pura” en la que la comunicación es fundamental para el conocimiento del otro y para el funcionamiento de la relación. Según el autor británico, ésta se justifica sólo en sí misma, no responde a criterios externos y tiene existencia exclusivamente por la voluntad y satisfacción de sus componentes. Otro ejemplo es la condición de ambivalencia en que son colocados los individuos en cuanto a la generación de su propia identidad: ante la pérdida de capacidad de la tradición para proporcionar guía moral a la conducta y sentido de pertenencia los agentes deben generar su propio “proyecto reflexivo del yo”27 con el marco de apoyo de los sistemas abstractos. Asimismo las relaciones personales de fiabilidad están ahora íntimamente ligadas a una situación en la que la construcción del yo se convierte en un proyecto reflexivo.
Frente a la forma en que la Sociología clásica abordó la demarcación o delimitación del concepto de sociedad o sistema de relaciones sociales en relación con el Estado-nación, Giddens sostiene que lo específico del análisis sociológico tiene que ver con la manera de relacionarse tiempo y espacio, conectando presencia y ausencia.28 Pues, de acuerdo con su planteamiento, las sociedades modernas configuradas como Estados-nación si bien tienen claramente definidos sus límites; no obstante, también se entretejen con lazos y conexiones que atraviesan el sistema sociopolítico del Estado y el orden cultural de la nación. Por ello Giddens reivindica el análisis de las instituciones modernas situándolas en el tiempo y en el espacio para descubrir las características distintivas de la modernidad.
Los conocimientos generados por las ciencias sociales –nos explica el autor–, son interpretados por los agentes sociales, a partir de lo cual luego inciden en la realidad de la que forman parte, haciendo con ello la historia. Este proceso de “incorporación” de las nociones sociológicas al mundo social. Esta reflexividad del conocimiento sociológico29 es característica de la modernidad. La condición dinámica y la especificidad de los campos de conocimiento influyen en la reformulación constante de los modos de ver y de ejercer la actividad científica, incluidas obviamente a las ciencias sociales. La modernidad radicalizada –de acuerdo con el autor británico– puede ser asumida también como un desbordamiento de las dimensiones institucionales de la modernidad por las vías de la globalización. Giddens considera que, al situar el análisis sobre el marco conceptual del distanciamiento entre espacio y tiempo, se facilita la percepción de las complejas relaciones entre participación local y de copresencia, por un lado, con la interacción a distancia, por otro. La mundialización –señala– se refiere principalmente a ese proceso de alargamiento en lo concerniente a los métodos de conexión entre diferentes contextos sociales o regiones que se convierten en una red a lo largo de toda la superficie de la tierra. Lo local –continúa– comienza a ser configurado por lo distante, pero lo distante, al localizarse, también se modifica. El resultado –concluye el autor–, es un mundo heterogéneo, interconectado y mucho más complejo que el mundo precedente.
Con su mundialización, señala Giddens, las dimensiones institucionales adquieren otro perfil. Así señala que, en primer lugar, la economía capitalista mundial se autonomiza crecientemente de los Estados-nación, pues se desarrolla a través corporaciones que ya no dependen de un Estado-nación; la mercantilización de productos y de la fuerza de trabajo, las relaciones de clase y la distribución de beneficios se globalizan. En segundo lugar, el desarrollo industrial se lleva a cabo con división internacional del trabajo. Emerge así un sistema de Estados-nación que disminuye la soberanía individual de las naciones. En tercer lugar el orden militar mundial experimenta el monopolio del uso legal de la violencia globalizada. Y finalmente, en este orden emerge el control de las conexiones entre industrialización de la guerra, flujo de armamento y técnicas militares; y con ello las alianzas inter-Estados reducen las soberanías.
Giddens señala que si bien la modernidad es representada como un monstruo destructivo e irreversible, considera sin embargo que éste puede ser “cabalgado”. Pues señala que a pesar de los “defectos del diseño”, los “fallos del operador” y las consecuencias imprevistas, como producto histórico humano se debe intentar controlarlo.30 Su propuesta de un realismo utópico en el cual se enmarca esta posibilidad se basa en la propia índole reflexiva de la modernidad y plantea que ello contribuye a vislumbrar alternativas futuras y para su realización. Dicha propuesta busca la construcción de lo que Giddens asume como una teoría crítica sin garantías, y respecto de la cual afirma que ésta debe ser: sociológicamente sensible a las inmanentes transformaciones institucionales; política o geopolíticamente táctica para que pueda ser capaz de medir los riesgos de consecuencias graves que pueden derivarse de los compromisos morales y las posturas de “buena fe”; creadora de modelos para una buena sociedad que se limite a la esfera del Estado-nación, ni sólo a una de las dimensiones de la modernidad; y que reconozca que las políticas emancipatorias tienen que ir unidas a las políticas de vida, o a las políticas de autorrealización.31 Giddens plantea la propuesta del “realismo utópico”, como horizonte de expectativa que se articula alrededor de dos ejes: de una parte, la posibilidad de armonizar política local y global; y de otra, la presencia simultánea de una política emancipadora en pos de la igualdad y la justicia, y de una política de vida que propicia tanto la autorrealización del yo, como el logro de una vida satisfactoria y plena para todos. Giddens ve en los nuevos movimientos sociales los portadores de estos dos ejes y considera al movimiento feminista su mejor expresión.32 No obstante las dificultades para concretar el postulado del “realismo utópico” en una propuesta viable Giddens considera que la naturaleza reflexiva de la modernidad permite vislumbrar alternativas de modelos de realismo utópico.
En la obra posterior de Giddens encontramos una amplia aplicación del complejo cuerpo teórico del que aquí hemos presentado un esbozo. En sus dos libros sobre la “tercera vía”33 en los que analiza el futuro de la política socialdemócrata; el ciclo de Conferencias Reith de la BBC de 1999, publicado después como libro34 en el que abordó un amplio conjunto de cuestiones relativas al estado del mundo a finales del siglo XX, en el libro en el que analiza la situación de la sociedad europea en el contexto global,35 y su trabajo sobre la política del cambio climático36 por citar algunos ejemplos. En dichos trabajos se conjuga el tratamiento de dimensiones como la globalización, el individualismo, la capacidad de acción, el significado de la igualdad; cuestiones ecológicas, el gobierno global, la nación cosmopolita y la democracia cosmopolita.
En esas obras se explican cuestiones como el impacto de la globalización; las transformaciones económicas; los cambios en los estilos de vida, incluidas las relaciones entre generaciones y las prácticas sexuales; la creciente diversidad cultural; la familia democrática, la sociedad de bienestar positivo, la estrategia de inversión social, el pluralismo cultural; la importancia de conectar las tres esferas de la sociedad Estado, el mercado y el orden civil; que la globalización además de económica es también política, tecnológica y cultural; la crisis del modelo comunista, del Estado de bienestar tradicional y del liberalismo de mercado.
Entre sus propuestas para afrontar los problemas abordados destacan aquellas sobre las estrategia de inversión social y capital humano; de rescate de la esencia del concepto de “bienestar” social; la atención a la preocupación pública por el crimen y la crisis de vida familiar; la reconstrucción de la capacidad del Estado en conjunción con la regulación industrial; el replanteamiento del Estado de bienestar y de las obligaciones y derechos de la ciudadanía; la política del cambio climático y la seguridad energética.
Como puede apreciarse, en los trabajos aquí considerados se aplican los planteamientos y se emplean las categorías y tesis que integran el complejo planteamiento teórico del autor y las dimensiones convergentes con sus teorización de la modernidad reflexiva.
El propósito en el artículo ha sido presentar los planteamientos centrales de la teorización de Anthony Giddens en torno a la modernidad reflexiva, destacando aquellos que hacen inteligible la reflexividad como un elemento constitutivo de la modernidad. A través de ellos el autor inglés nos brinda referentes para comprender las transformaciones de la sociedad contemporánea. Su enfoque enlaza una ontología social y el desarrollo de los recursos analíticos correspondientes, con la reestructuración de la teoría sociológica. En el planteamiento de Giddens la teorización de la reflexividad es uno de los ejes articuladores de la teorización sustantiva y de su propuesta de reformulación de la teoría social.
El seguimiento de la elaboración teórica, que se relaciona con el tema en cuestión, muestra que en el transcurso de las diversas fases de desarrollo de su pensamiento. La teoría de la estructuración es el amplio antecedente en cuyo marco se formulan una serie de lineamientos que serán integrados en el tratamiento de la modernidad reflexiva. La integración articulada de individuo y sociedad, atendiendo la dialéctica acción y estructura, la dualidad de estructura y la doble hermenéutica –junto con otros planteamientos– son las claves que fundamentan el tratamiento de las transformaciones de la sociedad contemporánea para el análisis de la forma en que tiene lugar la reconstitución reflexiva y productiva de la sociedad en sus dimensiones institucionales y en sus niveles de integración mundial, simultáneamente a los estilos de vida en la cotidianeidad y de las relaciones y las prácticas humanas.
Su planteamiento sobre la modernidad radicalizada; el análisis de las dimensiones institucionales y de la forma en que la reflexividad de las prácticas sociales y la circularidad del conocimiento reformulan a las mismas, al propio tiempo que reconfiguran los esquemas de desarrollo económico y político globales. Su perspectiva, al relacionar aspectos micro y macrosociológicos, consistentes con su teoría de la estructuración y el postulado de la dualidad de estructura, integran una visión integrada orientada a abordar la complejidad de los procesos histórico-sociales.
El contraste entre modernidad y su radicalización arroja luz en tópicos como: la relación del ciudadano común con los cuerpos de “expertos”; las transformaciones de la vida social en la intimidad y la familia, las relaciones afectivas y las conductas sexuales; el proyecto reflexivo del yo. El análisis de las dimensiones institucionales de la modernidad radicalizada, además de trazar los referentes de su dinamismo, nos advierte los nuevos riesgos, tales como el desvanecimiento de los mecanismos de control económico; la entronización de un poder totalitario y hegemónico; el desastre ecológico o un conflicto nuclear en el plano de la cobertura mundial. También nos advierte sobre la exclusión de amplios sectores sociales en la toma de decisiones por un número reducido de actores o naciones; el deterioro de las condiciones materiales de vida de amplias poblaciones; o los conflictos bélicos regionales con sus repercusiones internacionales.
La riqueza analítica de su propuesta de tratamiento hermenéutico está sustentada tanto en la exploración de legado sociológico como en su propuesta de reestructuración teórica. Su tratamiento de la modernidad nos aporta referentes conceptuales para abordar los cambios distintivos de la modernidad frente a la concepción de los clásicos. La teorización de Giddens sobre la modernidad reflexiva y la restructuración de la teoría sociológica contribuyen al desarrollo de ésta, frente a la pretensión de los teóricos de la posmodernidad que la modernidad ha sido rebasada y que la sociedad ha ingresado a una nueva era.
Esta modernidad radicalizada, su condición de un “mundo desbocado”, sin embargo, tiene posibilidades y en cuyo porvenir la Sociología tiene tareas específicas y debe hacer contribuciones para enfrentar los retos de la sociedad contemporánea frente a los procesos complejos que la caracterizan: la globalización, las transformaciones de la socialdemocracia o el cambio climático a manera de confrontaciones y sus variados efectos al nivel de las instituciones, los individuos y sus entornos interactivos, o los proyectos identitarios, por citar algunos relacionados con los temas aquí abordados. Sin duda la gama de aplicación de sus aportes teóricos y sus implicaciones conceptuales se revelan crecientemente.
La relevancia de los aportes de la compleja elaboración teórica de Giddens, incluidos aquellos referidos a la reflexividad, ha sido puesta de manifiesto de varias formas: por la centralidad que ocupa en una amplia gama de ámbitos teóricos interesados en la conceptualización de la sociedad contemporánea, por la continuidad y profundidad que gana el debate en torno a sus planteamientos y la diversificación de reelaboraciones teóricas de las comunidades académicas que hacen de sus contribuciones; de los diversos esfuerzos interesados en su articulación con las propuestas de los otros destacados teóricos que abordan los diversos tópicos de la modernidad reflexiva. Otra expresión de esta relevancia puede notarse en la variedad de líneas y programas de investigación que emergen a partir de sus planteamientos y ejes de problematización. Finalmente puede también señalarse su creciente aprovechamiento en investigaciones de una amplia y variada gama de campos de conocimiento, inclusive, más allá de la Sociología y las ciencias sociales.
Como se ha expuesto la obra de Giddens es basta y frente a la amplitud de los temas abordados es también extensa la producción intelectual de autores que tratan los tópicos de dicha obra. A fin de completar una guía de lectura de la trascendencia, los debates y las vertientes de desarrollo de los postulados en torno a la modernidad reflexiva de este autor, se incluye una selección bibliográfica relacionada con los temas abordados en este trabajo monográfico.
1. Anthony Giddens nació en Londres, Inglaterra en 1938. Realizó estudios en Sociología y Psicología en la Universidad de Hull y una maestría sobre deporte y sociedad en la London School of Economics and Political Science (LSEPS) y un doctorado por la Universidad de Cambridge en 1974. En las dos últimas instituciones se ha desempeñado como profesor y fue asesor del primer ministro británico Anthony Blair.
2. Giddens, Anthony (1987) , Las nuevas reglas del método sociológico: crítica positiva de las sociologías interpretativas, Amorrortu, Buenos Aires, p. 9.
3. En esta teoría el autor plantea que la reproducción de la vida social es producto simultáneo de los actores sociales o agentes y las estructuras sociales que estos conforman, a través de sus relaciones, prácticas y formas de conciencia. Por ello las entidades que conforman lo social, los conceptos a través de los cuales se da cuenta de ellos y las diversas unidades empíricas objeto de análisis no pueden ser asumidas como externas o anteriores a las relaciones a través de las cuales tienen existencia.
4. Para Giddens la conciencia discursiva es la capacidad que tienen las personas de comentar lo que hacen y de explicitar las razones de sus acciones. Por su parte la conciencia práctica es puesta de manifiesto en todo aquello que hacen los individuos sin poder verbalizarlo, en virtud de que la mayor parte del saber puesto en acción no requiere ser mediado por el lenguaje. En su planteamiento es la competencia reflexiva de los agentes la que está mediada por el lenguaje en la producción de sentido de los actos comunicativos. Giddens (1995) , La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid, p. 43.
5. Giddens, A. (1995), La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid, p. 51.
6. Ibid., p. 63.
7. El enfoque institucional de la vida social fue planteado por Giddens originalmente como alternativa a la tradición sociológica del análisis funcionalista, que elimina las individualidades y la agencia –y como precisa el autor–, se sustenta en su concepción de dualidad de estructura y doble hermenéutica, centrales en su concepción. El planteamiento es ampliado con la crítica al evolucionismo tanto del funcionalismo como del marxismo y frente a las concepciones de los teóricos de la posmodernidad.
8. Giddens, A. (1993) , Consecuencias de la modernidad. Alianza, Madrid, p. 15.
9. Giddens, A. (1986), The Nation State and Violence, Polity, Cambridge.
10. Giddens, A. (1993) , Consecuencias de la…, op. cit., p. 17.
11. Giddens afirma que la separación de tiempo y espacio hace posible su recombinación como actividad social. Muestra el ejemplo de que el horario de trenes supone una estrategia de ordenamiento del sitio y el tiempo de salida y llegada de los trenes. Así la separación genera un dinamismo extremo en la modernidad porque, por un lado, hace posible el desanclaje entre actividad social y su contexto originario, dando origen a instituciones desvinculadas, y, por otro, genera mecanismos de organización racionalizada, favoreciendo con ello la vinculación de lo local y lo global.
12. Giddens, A. (1991) , Modernity and Self-Identity Self and Society in the Late Modern Age, Stanford University Press, Stanford, p. 20.
13. Giddens, A. (1993) , Consecuencias de la…, op. cit., p. 37.
14. Giddens señala que en las culturas tradicionales se rinde homenaje al pasado y se valoran los símbolos porque contienen y perpetúan la experiencia de generaciones. Por ello, las actividades y las experiencias particulares se inserta en la continuidad del pasadopresente-futuro de la comunidad y la reflexión se limitada a la reinterpretación y clarificación de la tradición.
15. En contraste al mundo moderno, el autor británico señala que en la antigüedad el cálculo del tiempo estaba relacionado directamente con el espacio, con las condiciones materiales o naturales desde las cuales se desarrollaba dicho cálculo. En dicha cosmovisión, la medida del tiempo estaba configurada a partir de una determinada posición “socio-espacial” o “natural”, como el posicionamiento de la tierra con respecto al sol y demás estrellas, o las condiciones climáticas.
16. Ibid., p. 67.
17. El desanclaje con respecto a las concepciones pre-modernas del tiempo –explica Giddens–, implicó una imposición global de un calendario estandarizado que reemplazó el carácter común de la mayoría de los calendarios anteriores basados en los ciclos de la luna. Este cambio se configuró como uno de los principales elementos que permitió a la cosmovisión moderna imponerse como verdadera con respecto a las culturas anteriores. Asimismo el autor nos aclara que el calendario gregoriano se impuso por sobre un calendario que tomaba como principal referente al sol, y que basaba en aquello toda la fuente de su equilibrio.
18. Giddens señala que entre estas dimensiones se establecen interrelaciones cruzadas, haciendo que cada una se beneficia de los logros de las otras. Muestra el ejemplo del poder militar, el cual fortalece el sistema de vigilancia y, a su vez, se fortalece de los avances logrados por la industrialización, al propio tiempo que aprovecha las ventajas brindadas por el mercado.
19. Ibid., pp. 2-3.
20. Ibid., p. 37.
21. Giddens afirma que en el marco de la Ilustración, la defensa de la razón liberada de ataduras las ideas de lo providencial antes que ser sustituidas, fueron tan solo remodeladas. La certeza de nuestros sentidos, la certeza de la observación empírica, la idea de progreso providencial y la idea providencial de la razón. Asimismo señala que la hegemonía europea suministró el apoyo material para la pretensión de que la nueva visión del mundo se sentaba sobre la sólida base que proporcionaba simultáneamente seguridad y emancipación del dogma. Ibid., p. 55.
22. Alusión a la deidad Yaganat de la mitología hindú. En las procesiones religiosas de esta cultura su figura era desplazada en un voluminoso carro de adoración, a cuyo paso algunos feligreses se sacrificaban bajo sus ruedas con la creencia de que por medio de dicho sacrificio alcanzarían la verdadera felicidad.
23. Ibid., p. 132.
24. Giddens, Anthony (1994) , “Vivir en una sociedad postradicional”, en U. Beck, A. Giddens y S. Lash, Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno, Cátedra, Madrid, p. 77.
25. Ibid., p. 115.
26. Giddens, Anthony (1995), La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, Cátedra, Madrid, p. 63.
27. Giddens, Anthony (1991) , Modernity and Self-Identity Self and Society in the Late Modern Age, Stanford University Press, Stanford, p. 181.
28. Giddens señala que en las sociedades modernas, se dan relaciones entre ausentes, pues la vida social está penetrada por influencias generadas a gran distancia. La cartografía y las representaciones abstractas de las posiciones y formas geográficas contribuyen a este proceso.
29. Aunque Giddens reivindica un diálogo con las diversas ciencias sociales y se pronuncia por una teorización en el plano más general de la teoría social, en el debate frente a la posmodernidad sus estrategias analíticas toman como eje predominante la perspectiva sociológica.
30. Giddens, A. (1993) , Consecuencias de…, op. cit., p. 144.
31. Ibid., p. 146.
32. En el tránsito de la modernidad clásica a la radicalizada los movimientos sociales están ligados a una de las dimensiones instituciones de la modernidad. El movimiento obrero está ligado a la expansión o globalización de la empresa capitalista; los movimientos ecológicos y contraculturales están enraizados en el entorno creado por la globalización de la industrialización; el movimiento por los derechos democráticos se relaciona con la globalización del control estatal o vigilancia; y los movimientos por la paz están ligados a la globalización del control de los medios de violencia. Giddens, Anthony (2000) , La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia, Taurus, Madrid.
33. Idem.
34. Giddens, Anthony (2001) , Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas, Taurus, Madrid.
35. Giddens, Anthony (2007) , Europa en la era global, Paidós Ibérica, Barcelona.
36. Giddens, Anthony (2009) , La política del cambio climático, Alianza, Madrid.
Published on 06/10/16
Volume 1, 2016
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