A estrutura social de um curso universitário: O caso de Ciências da Comunicação da UNAM

Resumen

Este artículo muestra las principales posiciones sociales de la estructura social en la comunidad universitaria de la carrera de Ciencias de la Comunicación, perteneciente a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su propósito es hacer observables las divisiones sociales que resaltan los estudiantes dentro de su particular contexto social. Esto se realiza a través del análisis de los datos estadísticos de la UNAM y del análisis de algunos relatos grupales e individuales. El artículo concluye que existen tres posiciones sociales: 1) la posición aspiracional, 2) la posición defensiva y 3) la posición reactiva.

Abstract

This article points out the main social positions of the social structure of the Commu- nication Sciences’ community college, part of the Faculty of Social and Politica Sciences (FCPyS) of the National Autonomous University of Mexico (UNAM). Our purpose is to make observable social divisions that highlight students within their particu- lar social context. This is accomplished by analyzing the statistics of the UNAM and some groups and individual narratives. The article concludes that there are three social positions: 1) the aspirational position, 2) the defensive position and 3) the reactive position.

Resumo

Este artigo mostra as principais posições sociais da estrutura social da comunidade universitária da graduação de Ciências da Comunicação na Faculdade de Ciências Políticas e Sociais (FCPyS) da Universidade Nacional Autônoma do México (UNAM). O objetivo é fazer observáveis as divisões sociais que os alunos destacam dentro de seu particular contexto social. A abordagem é feita através da análise das estatísticas da UNAM e da análise de alguns relatos grupais e individuais. O artigo conclui que existem três posições sociais: 1) a posição de aspiração, 2) a posição defensiva e 3) a posição reativa.

Palabras clave

Estructura social ; posición social ; división social ; estatus social.

Keywords

Social structure ; social position ; social division ; social status.

Palavras-chave

Estrutura social ; posição social ; divisão social ; status social.

Introducción

El objetivo general de este trabajo es realizar un esbozo de las divisiones sociales que los universitarios advierten al interior de su comunidad, conformada por quienes estudian una misma carrera profesional. Entre los universitarios que se ocupan en una misma licenciatura hay esfuerzos por construir divisiones sociales que revelan posiciones diferenciadas. El propósito es elaborar tipos construidos1 que articulen y describan estas posiciones sociales, con el fin de elaborar un esquema que ilustre una estructura social 2 acotada a los límites sociales de la comunidad estudiada. Con ello se pretende elaborar una hipótesis plausible que se integre a la acumulación de investigaciones que han estudiado la estructura social al interior de los grupos de estudiantes.3 Para lograrlo, se eligieron a los miembros de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) en la Universidad Nacional Autónoma en México (UNAM). Por medio de las técnicas de discusión grupal (focus group) y de entrevista informal se extrajeron relatos, en los que se encontraron tres tipos de posiciones sociales predominantes: 1) la posición aspiracional, 2) la posición defensiva, y 3) la posición reactiva.

En las comunidades universitarias se edifican divisiones sociales jerár- quicas, que se generan por medio de las interacciones sociales constantes entre los mismos estudiantes. Divisiones con base en las diferencias en la posesión y disposición de recursos como la riqueza, el poder y el prestigio.

Estos son recursos que funcionan como parámetros utilizados en la evaluación social, y se presentan en dos formas: a) adscritos al cuerpo por transmisión genética y b) adscritos al cuerpo por transmisión del origen social y de la trayectoria individual. El primero se refiere al género, la etnia y la edad, mientras que el segundo se refiere al estilo de vida, el consumo, los ingresos, las propiedades, la educación, el prestigio, las relaciones sociales, las formas de lenguaje, las representaciones y los compor- tamientos. La combinación de ambos pronuncian las diferencias y simili- tudes entre los individuos y los grupos que componen una comunidad, pero además generan divisiones sociales jerarquizadas, fortaleciendo las desigualdades. Las desigualdades son persistentes cuando en la jerarquía de cualquier organización burocrática se adhieren las desigualdades “externas” –en tanto clase, género y etnia– y se produce una tendencia a que los puestos de mayor autoridad y de mayor movilidad de recursos sean acaparados por cierto tipo de grupo social (hombres blancos de clase media alta o de las élites de poder).4

Aunque los estudiantes de una universidad pueden compartir, en términos generales, las mismas condiciones sociales de existencia, siempre brotan diferencias materiales y simbólicas que por mínimas que sean son tomadas en cuenta por los miembros de la comunidad universitaria. La construcción social de las distinciones, aun en grupos relativamente homogéneos, es parte de las competencias en la vida social de cualquier colectividad. Así, cada generación de estudiantes reproduce distinciones sociales, las cuales son derivadas de la interiorización de los esquemas clasificadores a través del proceso de socialización en la familia y en la escuela, así como del soporte de los medios masivos de comunicación. En las relaciones sociales cotidianas dentro del campo universitario se consolidan estos comportamientos y visiones del mundo diferenciadores de las relaciones sociales, en donde al clasificar a los demás, los individuos se clasifican a sí mismos.

Por lo tanto, los estudiantes son seres moldeados por los agentes de socialización y expresan en el espacio de la universidad un sentido subjetivo del lugar que ocupan, con base en la materialización visible de la riqueza, el poder y el prestigio. Estos recursos valen más en la medida en que aumenta su visibilidad en el mundo de la vida cotidiana, es decir, que al estar sujetos a la simple vista su efecto se potencia en las relaciones sociales. En otras palabras, los recursos que pueden ser vistos son apreciados y valorados. También hay que considerar que estos recursos, en tanto parámetros clasificadores, son muchas veces transformados en eufemismos para aligerar o incluso invisibilizar la violencia de la distinción.5

Estos recursos, que funcionan como parámetros calificadores y clasificadores, son la base a partir de la que los estudiantes se distinguen y se posicionan en un lugar dentro de la estructura social de este espacio universitario. En la medida en que estos recursos se perciben como desigualmente distribuidos, se promueve tanto una fragmentación social como una cohesión social, distanciando a los diferentes y uniendo a los iguales.6 Estas divisiones sociales se realizan ya sea entre las comunidades estudiantiles que conforman las carreras que ofrece una universidad o al interior de cada carrera conformada por una comunidad de estudiantes que se reconocen entre ellos como colegas, sujetos unidos por un mismo enfoque. Este trabajo sólo se interesa en las divisiones sociales al interior de las comunidades estudiantiles que comparten un tiempo y un espacio durante su formación en una misma área de conocimiento. Por lo tanto, se deja de lado para un posterior trabajo las distinciones externas entre los estudiantes de diferentes carreras.

Para llevar a cabo este objetivo se analizaron los relatos de dos grupos y de algunos universitarios de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Habida cuenta de que un punto de vista individual es al mismo tiempo un punto de vista social, se escogieron estos grupos con el fin de que los relatos de sus miembros fueran analizados para ofrecer una generalización limitada, de índole meramente hipotética. Esto quiere decir que si bien los relatos expresan un contexto particular de la carrera de Ciencias de la Comunicación, esto no significa que las distinciones sociales internas sean un fenómeno exclusivo de esta carrera, de esta facultad o de esta universidad. Insisto: el objetivo es destacar el fenómeno de las posiciones sociales diferenciadas para esbozar una estructura social dentro de un grupo universitario que estudia una misma área de conocimiento.

El documento comienza con la exposición de la metodología empleada. Después, se despliega el contexto sobre la dinámica universitaria en México, y en particular sobre el contexto social de la FCPyS de la UNAM, enfocado a las carreras profesionales que ofrece. En seguida, se exponen las principales posiciones sociales de la estructura social de la carrera elegida, construidas a partir de relatos. Por último, se indican los conclusiones del resultado del análisis sociológico.

Metodología

La recolección de información se realizó por medio de la técnica cualitativa de focus group en dos grupos de estudiantes de la FCPyS: uno del turno vespertino y otro del turno matutino. Esta selección es el resultado de un trabajo exploratorio de campo en el que se identificó la importancia de la división social sobre el tipo de personas que asistían en la mañana y en la tarde a la universidad. Se encontraron otras divisiones sociales al inte- rior de la comunidad; no obstante, aquélla resaltó más, aunque no en simi- lar importancia para los miembros de cada turno. Primero se entrevistó a un grupo de 44 estudiantes. Fueron 32 mujeres y 12 hombres. Después se entrevistó a un grupo de 35 estudiantes, dividido en 30 mujeres y 5 hombres. Todos los entrevistados rondaron entre los 18 y 21 años, y correspondieron al cuarto semestre de la carrera. Estas entrevistas se llevaron a cabo el 6 y el 9 de mayo de 2013. Cabe aclarar que esta técnica es abierta, es decir, hay libertad para la realización de preguntas, por lo que no se utilizó una guía estructurada.7 Únicamente se partió de una pregunta motivadora: “¿Hay diferencias en la licenciatura entre la mañana y la tarde?”. La pregunta se realizó dentro de la parte introductoria realizada por el moderador para iniciar la discusión grupal. Además, se realizaron siete entrevistas no estructuradas a lo largo de un semestre escolar (febrero-mayo del 2013), abordando el tema de las divisiones sociales entre los estudiantes. Estas entrevistas se realizaron por oportunidad ya que existió cierta accesibilidad, y por conveniencia al presentarse de manera fortuita.8

Datos sociodemográficos de la FCPyS y de sus carreras

La opinión de que la FCPyS es una caja de resonancia de la sociedad mexicana era común en varios profesores.9 Esto suponía que existía una representatividad directamente proporcional a los fenómenos macrosociales de la sociedad mexicana. Esta voz no estaba del todo errónea. Por lo menos entre 1940 y 1979 la UNAM no sólo recibía a miembros de las clases me- dias y de las clases populares, sino que también ingresaban a sus aulas algunos personajes de las élites del poder.10 Tres de cada diez miembros de las élites del poder, principalmente políticos, intelectuales y empresarios, fueron formados por la UNAM en este periodo.11 A pesar de que a la UNAM asistían todas las clases sociales, una clase se distinguió por su predomi- nancia: las clases medias.12 La UNAM, así como todas las universidades públicas, ha sido un mecanismo importante en la reproducción social de las clase medias en México.13

Sin embargo, en las siguientes décadas la UNAM dejó de ser un espacio que representaba a la sociedad mexicana. Las élites de poder en el país comenzaron a mudarse a las universidades privadas de tradición, que si bien ya existían –la Universidad Iberoamericana y el Tecnológico de Monterrey fueron fundadas en 1943–, vieron expandir su matrícula de forma vertiginosa durante el decenio de 1990. En esta década se da un auge en la inscripción de alumnos a las universidades privadas –tanto las de baja calidad como las de élite– por varias razones: alta demanda sin oferta educativa en las universidades públicas, ausencia de mecanismos que regularan la educación privada y estancamiento en el gasto educativo público.14 Podríamos agregar otro elemento más: crecimiento de la burguesía nacional y, por lo tanto, búsqueda espacios de exclusividad y de distinción social. Esta migración estudiantil motivó a que las instituciones de educación superior públicas y privadas estuvieran claramente estratificadas. Desde la década de 1980 los jóvenes de la clase media alta y los de la élite de poder asisten a las universidades de alto prestigio, mientras que la clase media baja y las clases populares asisten a las universidades públicas o a las universidades privadas de baja calidad.15 Por lo tanto, hay una tendencia a la estratificación social en la educación superior que separa a las familias con suficientes recursos económicos y simbólicos de las familias con recursos precarios respecto de la estrategia de la reproducción social con base en el sistema educativo universitario.

A lo largo de las décadas, la población de la FCPyS de la UNAM sufrió el impacto de los fenómenos estructurales que ocurrieron en la educación universitaria en México y en el América Latina. En específico fueron: 1) la masificación de las credenciales universitarias a partir de los años setenta, y 2) la feminización de la matrícula desde finales de la década de los ochenta en México. Como muestra la Gráfica 1 , la FCPyS tiene un aumento acelerado en la década de los setenta, que disminuye en los siguientes años por causas diversas, tales como la expansión de las universidades privadas de baja calidad y de élite, el efecto tardío de la descentralización educativa con la creación de las Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales, las recesiones económicas de la década de 1980 y de principios de la década de 1990,16 la disminución del gasto educativo a las universidades públicas17 y las huelgas de la UNAM, tanto la de 1986-1987 como la de 1990-2000. En los últimos años ha habido un crecimiento lento pero continuo de la matrícula. La FCPyS matriculó a 7,001 alumnos del sistema escolarizado en el 2013. La población total se compone con el 38.3% de estudiantes hombres y con el 61.6% de estudiantes mujeres.18


Desarrollo de la población total según sexo en la FCPyS.

Gráfica 1.

Desarrollo de la población total según sexo en la FCPyS.

El otro evento importante ha sido el crecimiento de la población femenina, que en 1986 rebasó a la población tradicionalmente masculina, para seguir aumentando año con año. El fenómeno puede deberse a dos razones relacionadas con la precarización del empleo y del ingreso a causa de un modelo económico neoliberal y un Estado disminuido en sus tareas de protección social: 1) podría ser un efecto de la estrategia de reproducción social de las familias, al encauzar a las nuevas generaciones de hombres a una educación universitaria en el sector de salud, de ingeniería/matemática y en las áreas jurídicas, contables y administrativas que busque aumentar las probabilidades de una inserción exitosa en el mercado laboral; y 2) podría ser resultado de la estrategia de sobrevivencia de las clases populares, al sacar a los varones de la educación universitaria para su inserción temprana a un mercado laboral de bajos salarios. Ambas estrategias están determinadas por los marcos tradicionales de género en los que la expectativa de recaudación económica recae en el varón.

Respecto al estrato socioeconómico de la población estudiantil que ingresó a la FCPyS, el 67.9% proviene de escuelas públicas de nivel medio superior (principalmente de la Escuela Nacional Preparatoria y del Colegio de Ciencias y Humanidades, ambos pertenecientes a la UNAM), mientras que el 24.3% proviene de escuelas privadas.19 El 84% de la población se sostiene por medio del trabajo de los padres, mientras que en el 13.7% el sostén económico es el mismo alumno, quien trabaja por cuenta propia. Los estudiantes que tienen madres con un máximo de estudios de nivel primaria están disminuyendo. Pasaron de 39.1% en el periodo escolar 2002-2003 a 26.9% en el periodo 2011-2012. De igual forma, los alumnos con padres con el mismo nivel educativo en el mismo periodo se redujeron del 30.8% al 20.3%. Esta baja corresponde con un aumento en los recursos educativos. En el periodo 2002-2003 los alumnos con madres con por lo menos educación universitaria era del 9.6%; para el periodo 2011-2012 aumentó al 15.1%, crecimiento considerable si se toma en cuenta el caso de los padres: de un 25.3% pasó a un 28%.20 En pocas palabras, en este periodo de tiempo aumentaron los alumnos con madres con por lo menos estudios de universidad.

No obstante, este aumento ya no es suficiente para indicar que el origen social de los estudiantes corresponde a una clase media acomodada. Y es que hoy en día el estudio universitario ya no es un recurso que asegura una posición social privilegiada en la clase media, ya que se tiene que vincular con otros elementos, tales como la demanda de la carrera profesional estudiada, la oferta en el mercado laboral, las políticas públicas, las redes sociales escolares, de amistad o familiares, la temprana inserción laboral vinculada a la carrera elegida, el sexo, el aspecto físico y hasta la suerte.21 Una explicación hipotética del aumento en la educación de los padres de los alumnos sería el cambio generacional, ya que son los que cursaron la universidad en la década de 1970, durante la expansión de las credenciales. Esto puede estar también relacionado con la posición social de las familias de clase media precaria: en un contexto de constante devaluación de la educación pública, los padres con estudios universitarios ya no garantizan recursos suficientes para la educación privada de élite de sus hijos, por lo que la estrategia de reproducción social se basa en la universidad pública, en vez de una universidad privada de poca calidad y prestigio.

Según el Cuaderno de Planeación Universitaria Año 2013, en lo que concierne a la carrera de Ciencias de la Comunicación existe una población total de 3 071 universitarios, de los cuales 28.4% son hombres y 71.7% son mujeres. Se trata de la mayor población de la FCPyS si se compara con las otras carreras: Ciencia Política y Administración Pública, con 1 433; Sociología, con 1 092; y Relaciones Internacionales, con 1 405. Destaca que la carrera en la que hay menos mujeres es la de Ciencia Política y Administración Pública, con un 44.7%, frente a un 55.3% de hombres. El que en Ciencias de la Comunicación estudien más jóvenes mujeres y que en Ciencia Política al contrario estudien menos se debe a los modelos de género, producto de una sociedad de hegemonía masculina, en donde el terreno del estudio del poder se masculiniza, mientras que el terreno de la comunicación se feminiza.

Los siguientes datos corresponden a los egresados, es decir, a los alumnos que terminaron todas las asignaturas del plan de estudios de sus respectivas carreras. El 4.9% del total de alumnos de Ciencias de la Comunicación proviene de escuelas privadas. De hecho, es la carrera que menos integrantes de escuelas privadas tiene en relación con las demás: Relaciones Internacionales tiene el 14.4%, Ciencia Política y Administración Pública tiene el 10.1%, y Sociología tiene el 16.7%. Además, ocupa la segunda posición en alumnos con madres con un nivel máximo de primaria, con el 26.4%. El primer lugar es Sociología, con apenas 26.7%. Respecto de las madres con estudios mínimos de licenciatura, Ciencias de la Comunicación ocupa la segunda posición más baja, con un 15%, superada por Ciencia Política y Administración Pública, con un 9.7%. Resalta que Sociología en este ramo está en el primer lugar con un 26.7%.

Con los padres de los alumnos que poseen estudios hasta nivel primaria es un poco diferente. Ciencias de la Comunicación tiene el segundo porcentaje más bajo en este rubro, con un 18.1%. En el último lugar se encuentra Relaciones Internacionales, con un 14.4%, y en el primero Ciencias Políticas y Administración Pública, con un 20.4%. Se puede observar que los universitarios en Relaciones Internacionales son los que se separan más de las otras carreras respecto al nivel escolar bajo del padre. Ahora, los porcentajes de padres de estudiantes con por lo menos licenciatura son los siguientes: 28.0% son de Ciencia Política y Administración Pública, 29.6% son de Ciencias de la Comunicación, 39.0% son de Sociología, y 50.5% son de Relaciones Internacionales. De igual forma que en el caso de las madres con licenciatura, los alumnos de Ciencias de la Comunicación ocupan el segundo puesto más bajo con padres con por lo menos licenciatura.

Tabla 1

Cuadro 1.

Porcentaje de alumnos con madres hasta con nivel primaria, y madres con por lo menos licenciatura

Ciencias de la Comunicación Sociología Ciencia Política y Administración Pública Relaciones Internacionales
Porcentaje de alumnos con madres hasta nivel de primaria 26.4 26.7 21.5 23.2
Porcentaje de alumnos con madres con por lo menos licenciatura 15.0 26.7 9.7 17.9

Fuente: Elaboración propia con datos del Cuaderno de Planeación Universitaria Año 2013.

Tabla 2

Cuadro 2.

Porcentaje de alumnos con padres hasta con nivel primaria, y padres con por lo menos licenciatura

Ciencias de la Comunicación Sociología Ciencia Política y Administración Pública Relaciones Internacionales
Porcentaje de alumnos con padres hasta nivel de primaria 18.1 18.2 20.4 14.4
Porcentaje de alumnos con padres con por lo menos licenciatura 29.6 39.0 28.0 50.5

Fuente: Elaboración propia con datos del Cuaderno de Planeación Universitaria Año 2013.

Se puede considerar que gran parte de los miembros de la carrera de Ciencias de la Comunicación provienen de un origen social con bajos recursos educativos.22 Esto significa que son universitarios “pioneros” ante el código elaborado que promueve la universidad y que exige el mercado urbano de trabajo no manual.23 En consecuencia, hay posibilidades de que también la disposición de recursos económicos sea precaria en los hogares de estos universitarios –aunque esto no es la regla en un contexto de estancada movilidad social ascendente. Esto da pauta para suponer que pertenecen 1) a la clase trabajadora no manual de carácter redundante: técnicos especializados y empleados de bajo nivel; o bien, 2) a la clase trabajadora manual redundante no calificada: vendedores ambulantes; o bien, 3) a la clase media de pequeños propietarios, en donde el pequeño o micro negocio es la actividad económica que sostiene el hogar del universitario.

En cambio, en Relaciones Internacionales hay más presencia de alumnos cuyos ambos padres tienen altos recursos educativos, por lo que hay más “herederos” de una cultura universitaria, hecho conveniente para el acceso al mercado urbano laboral no manual. En el otro extremo se encuentran los padres de familia de los alumnos que pertenecen a Ciencia Política y Administración Pública, con menos recursos educativos que los padres de los alumnos de las demás carreras de la FCPyS. La mayoría de los universitarios de esta carrera son “pioneros” ante el código elaborado de la cultura universitaria. Por último, ambos padres de los alumnos de Sociología muestran una situación un poco más heterogénea, en la que conviven tanto alumnos con padres de familia con recursos educativos escasos como alumnos con padres de familia con altos recursos educativos.24

Por desgracia el Cuaderno de Planeación Universitaria Año 2013 no está desglosado por turno matutino y turno vespertino. No obstante, se puede inferir que el turno matutino está integrado, de forma preponderante, por alumnos de las mejores posiciones sociales dentro del contexto de la FCPyS, que en su mayor parte son del sexo femenino.25 Esto en contra- posición con el turno vespertino, en donde hay mayor presencia de varones –aunque el número de mujeres permanece alto– y más miembros en posiciones sociales precarias. Lo anterior no quiere decir que los turnos se dividan tajantemente en dos posiciones sociales, sino que por lo menos una gran parte de alumnos de posiciones sociales privilegiadas tienen mayor afinidad por el turno matutino. Esto puede ser resultado de las estrategias de movilidad diaria de los individuos o de las familias ante la percepción y experiencias cotidianas de la violencia, principalmente hacia las mujeres jóvenes en la Ciudad de México.26 En tanto que hay mayor sensibilidad y precaución al riesgo urbano en los individuos y en las familias que ocupan las posiciones sociales de clase media –a diferencia de las posiciones de las clases populares–, hay también un mayor esfuerzo por ingresar al turno matutino por parte de este grupo.27 A su vez, hay que considerar que los alumnos que provienen de escuelas privadas estudiaron en turnos matutinos, por lo que se supondría una continuidad de horario –no sólo el 24.3% proviene de escuelas privadas a nivel bachillerato, sino también hay que contar a los que provienen de secundarias privadas, que son el 18%. Así, la elección por el turno matutino o por el turno vespertino se torna una división social que supondría la razón por la cual hay significados y prácticas sociales de distinción que se esfuerzan por diferenciar el uno del otro. La tendencia en los alumnos con un origen social con mayores recursos educativos –y presuntamente también con mayores recursos económicos– es elegir el turno matutino, por lo que hay menor presencia de estos universitarios que en el turno vespertino. De hecho, la Encuesta de Estudiantes de la UNAM 2011 señala que en el turno vespertino hay más asistencia de estudiantes cuyos ambos padres no tienen estudios universitarios, y que por el contrario al turno matutino asisten más alumnos cuyos ambos padres tienen estudios universitarios.28

No hay que olvidar que otra fuerte razón por elegir un turno y no otro sería la situación laboral de los alumnos que trabajan y estudian, en donde lo más probable es que el grupo que labora en la FCPyS –el 13.7% de la población total– tienda a inscribirse en el turno vespertino,29 situación que polariza aún más la división social entre los turnos, ya que esto indicaría que hay dos estilos de vida que se contraponen: uno diseñado a través de la disposición de recursos económicos familiares, pero además con disposición de tiempo para el ocio, el consumo y el estudio, que construye no sólo un contexto adecuado para el aprendizaje, sino un saber-consumir incluso más practicado por las emociones que desprende (llamado como la zappingcultura).30 Yotro diseñado a partir de la precariedad de los recursos económicos familiares, donde el trabajo es más una necesidad que una acumulación de experiencia laboral en el área de conocimiento elegida, en el que se carece de tiempo para el ocio, el consumo y el estudio.31 Ambas situaciones elaboran experiencias diferentes para sus miembros respecto del estilo de vida durante la universidad: por una parte, desde una posición más o menos relajada que transita desde el papel del ávido consumidor, hasta el del intelectual en formación; por otra, desde la posición del esfuerzo agotador que transita desde la voluntad por sobrellevar el estudio y el trabajo, hasta el desinterés y la apatía por el estudio ante la responsabilidad laboral.

Podría haber otras razones por las que un agregado de individuos con intereses en las ciencias sociales –por lo menos las que ofrece la FCPyS– escoge un turno determinado. Una podría ser la calidad percibida por los alumnos entre los profesores de un turno. No obstante, hay que tener en cuenta que tienen más potencia las afinidades sociales, que muchas veces pueden estar disfrazadas de racionalizaciones y que aparecen como mecanismos de defensa ante el reconocimiento de las preferencias sociales, cuyo efecto es llevar a cabo significados y prácticas de distinción social.

Resultados del análisis cualitativo

Podemos notar en varias voces la sensación de una estructura social en la FCPyS. Una revista estudiantil llamada Autogestión contiene un escrito titulado “Manual para ser gente bonita de la Facultad”. De forma sarcástica anuncia en su primer párrafo: “Como todos sabemos, buena parte de la gente de la Facultad aspira a integrarse al fascinante mundo de la gente bonita y refinada. Lamentablemente la ausencia de un manual lleva a la frustración a no pocos participantes.”32 Esta percepción no es sólo de los estudiantes; también algunos profesores consideran algo parecido: “se identifica la presencia de los distintos grupos sociales con intereses específicos y proyectos de vida disímiles”.33 Otros consideran que cuando hay elecciones estudiantiles hay más bien una “lucha de clases”.34

Para entender esto no sólo es necesario comprender el contexto social de la FCPyS y sus carreras profesionales, sino también analizar las múltiples voces de las experiencias de los estudiantes. Esto contribuye a aterrizar la perspectiva macrosocial en el mundo de la vida cotidiana de quienes niegan, mantienen o construyen símbolos legitimadores, producto de sus posiciones sociales que dividen a la comunidad estudiantil.35

Como producto de la sistematización de la información al analizar los relatos de los estudiantes escogidos, se elaboraron tres tipos construidos:

1) la posición aspiracional, 2) la posición defensiva, y 3) la posición reactiva. Los relatos muestran una gama de posiciones sociales de los miembros entrevistados en las que algunos imitan para distinguirse, otros se diferen- cian para conservarse, y otros niegan para afirmarse, respectivamente.

Cabe aclarar que no todos los miembros ocupan una posición social de las aquí expuestas. Muchos están en lo que podríamos llamar zona intermedia, es decir, en un espacio social que funciona como bisagra que enlaza a los diferentes individuos y grupos colocados en diferentes posiciones sociales. Su función en la comunidad es la de cohesionar y articular sus componentes ante la fuerza centrípeta que éstos ejercen. Los intermediarios se caracterizan por su neutralidad, siempre y cuando no estalle un conflicto abierto en la comunidad de la FCPyS que polarice las partes confrontadas.

La posición aspiracional

Esta posición corresponde a los estudiantes que tienen una disposición abierta hacia el aprendizaje de un estilo de vida superior, considerados como los que ostentan una posición social de prestigio dentro del contexto de la FCPyS. Esta disposición es una voluntad por reproducir, de forma atropellada por veloz, una visión del mundo y conducción de vida de los que, de forma natural, poseen un estilo de vida conformado por la práctica continua desde el origen familiar. El aprendizaje de este estilo de vida es de forma tardía, ya que la disposición se elaboró después de la socialización primaria, en la socialización durante la universidad. Por eso su característica es la aceleración en la internalización de toda una forma de ser y estar, de una posición apreciada más o menos ajena, pero nunca completamente extraña. Es un lugar en donde se desea un estatus social a raíz de que es el más cercano a los confines de la vida cotidiana, es decir, es visible pero con su necesaria distancia social para dar lugar a la idealización.36

Este apresuramiento brusco es lo que más resalta en algunos entrevistados de la comunidad de la FCPyS. En sus propias palabras, éstos son los que “aparentan tener [dinero] pero no tienen en realidad”. Es cuando “un compañero trata de imitar a otro compañero para sobresalir y verse bien”. Muchos de los entrevistados del turno vespertino y matutino consideran que “en la mañana se aparenta mucho”. De hecho, “hay perso- nas que se quieren pasar a la mañana para estar junto al ambiente elitista.” También señalan que este tipo de personas “repiten las costumbres de la prepa… allá había grupos que tenían [dinero], otros que no tenían, pero que querían aparentar… sí, esto estaba esto muy marcado”. Les llaman, de forman despectiva, los “mirreyes” porque “aparentan mucho sin tener [dinero] realmente”.

Hay un caso que me parece muy interesante porque revela cómo hay mujeres que imitan a otras mujeres, con el fin de aprender un estilo de vida reconocido en la comunidad como de alto prestigio.

En el grupo de la chava con la que andaba había una que venía de La Salle, obviamente era la que como que marcaba la pauta… la que decía a dónde ir y a dónde no. Antes de que llegara esta chava las amigas de mi novia eran menos sangronas. Yo las conocí a todas las de este grupito antes de que llegara esta chava de La Salle… y hasta cambiaron su forma de comer: iban por tacos de canasta, y cuando llegó esta chava empezaron a comer sushi, ensaladas y cosas así. Esta chica llegó a marcar pauta.

Por otro lado hay discursos que defienden tal posición: “uno está aquí para formarse una gran personalidad, es necesario una gran presentación… no me puedo ver mal si quiero ser comunicólogo… es importante la imagen que ofrezcas y la habilidad verbal que tengas”. La posibilidad de fricción frente a alguien de un estatus superior la consideran como algo que “depende de la mentalidad, [depende] si tienes ciertos complejos que te hagan sentirte menos”. Sin embargo, los de esta posición están conscientes de las críticas hacia ellos: “en la prepa había una mentalidad más abierta, fue un choque al entrar aquí porque me encontré con personas más cerradas, [personas] que clasifican sólo porque les hablas bien a los de la mañana…”.

En el turno vespertino hay una sensación de que el turno matutino pertenece más a la posición social ascendente aspiracional. Por unanimidad los entrevistados consideraron que hay muchas personas que “aparentan en la mañana”. Varios entrevistados habían tenido amigos que buscaban “integrarse por el ambiente”. Hay otros casos que son intentos fallidos de tal integración social: “es muy diferente el ambiente, compañeros que se pasaron a la mañana no se adaptaron” y “hay compañeros que se regre- saron de la mañana por el ambiente pesado”. Una entrevistada fue advertida por su amiga al escuchar sobre sus pretensiones de cambiarse de turno: “Te va a costar adaptarte porque en la mañana somos más cerrados”. Una entrevistada que regresó del turno matutino porque no se adaptó a su ritmo social sentenció: “la mañana es un asco”. Por el contrario, una chica de la mañana me confesó que en su turno hay muchas personas que están allí por aparentar ser “fresas pero no les sale y se ven muy mal, muy falsos”.

Podemos inferir que en la posición ascendente aspiracional se caracteriza por la práctica de la imitación, a través de los canales de expresión lingüísticos y corporales, con el fin de adoptar una visión del mundo y conducción de la vida cotidiana extraños durante la etapa de la infancia y pre-adolescencia. El esfuerzo de adaptación a un estatus social diferente al forjado en el origen social pasa, necesariamente, por la autoridad simbólica que el dinero despliega a su dueño. La posesión del dinero durante algún tiempo acumulado es lo que justifica, como algo auténtico, las prácticas y significados sociales de distinción. Es como si la apariencia se desvaneciera a través de la posesión del dinero a lo largo del tiempo, dando a su dueño una cualidad de mismidad, autenticidad y, por lo tanto, de densidad en la personalidad. Por eso, el que carece de dinero pero aparenta tenerlo es sancionado con cierta fuerza, a diferencia del poseedor del dinero, avalado por la acumulación económica a lo largo del tiempo con la que justifica su comportamiento “elitista”.37 Esto indica que la relación dinero-tiempo crea significados y prácticas que van desde el carácter auténtico hasta el carácter inauténtico.

También llama la atención de que casi no se pronunció la palabra “dinero” durante las entrevistas. Más bien se sustituyó por evocaciones a través de insinuaciones. En el ocultamiento se revela la confesión del peso simbólico del dinero: pureza y sacralidad para el que lo posee, e impureza y profanidad para el que actúa como si lo tuviera. Se considera peor actuar “como si” se tuviera dinero, que actuar aceptando su carencia. Esto nos revela un mecanismo de protección del estatus superior en contra de la capacidad de engañar e impresionar a los otros a través de la realización dramática –esto es llamado bluff. Se trata de una de las contradicciones del dinero: por un lado, despliega gravidez material y, por otro, desarrolla fluidez y apariencia.

El caso de “la chava de La Salle” muestra la disposición de las simpatizantes por aprender un estatus social superior. La carga simbólica, y tal vez material, de aquella chica es algo tan atractivo que funciona como modelo paradigmático para las personas que aspiran a posiciones superiores en la estructura social del contexto de la FCPyS. Pero aún más importante es que la disposición a imitar un modelo superior revela la cualidad de la adaptación social que, a pesar de ser apresurada y por eso condenada al desprestigio por su falta de originalidad, es un rasgo creativo e innovador constructor de significados que aparentan un estatus ya alcanzado hace mucho tiempo. Estos significados aparentes se sostienen, necesariamente, de ciertas condiciones materiales de existencia; de ahí que sea muy importante la creatividad y la innovación (¿cómo aparentar la naturalidad del comer sushi?). Por lo tanto, la imitación requiere, de hecho, una alta creatividad e innovación para crear discursos que salven la apariencia escondiendo con imaginación la verdadera situación. Es tan importante la ascensión de estatus en una comunidad que vale la pena el riesgo de ser descubierto como un imitador. Un informante relató que una vez se vio obligado a decir que ya había comido, para evitar acompañar al grupo que se dirigía a comer a un restaurante: “así la libras”.

La posición defensiva

Son los que poseen una disposición de protección hacia su estatus social al estar experimentando un proceso de devaluación material y, por lo tanto, simbólica. Su visión del mundo y conducción en la vida gira en torno a la experiencia del descenso. Esto obliga a la creación de mecanismos defensivos basados en marcar diferencias de estatus social con mayor énfasis que otros grupos. Así como “la chava de La Salle” hay muchos alumnos que provienen de centros educativos de cierto prestigio, que, al verse en descenso, se preocupan por distinguir su estilo de vida frente a los otros. Cabe anotar que hay una mayor proporción de estudiantes de Ciencias Sociales que si tuvieran la oportunidad de cambiarse a una universidad privada lo harían.38 De tal suerte, hay ciertos estudiantes que consideran a la UNAM como una elección forzada, que, como ya indiqué antes, es la solución ante la posibilidad poco atractiva de escoger una universidad privada de bajo prestigio y de baja calidad –ya que se carece de recursos económicos para una universidad privada de élite.

El caso de “la chava de La Salle” del inciso anterior revela cómo el mismo entrevistado expresa una jerarquía de estatus al mencionar que este personaje era quien “obviamente marcaba pauta” en un grupo de chicas. El entrevistado obvia esto porque considera a La Salle algo que representa prestigio, por lo menos para la realidad de varios miembros de la comunidad estudiantil. La posición de “la chava de La Salle” en su grupo de referencia indica un liderazgo que se debe al prestigio social obtenido por su trayectoria en descenso, pero muy valiosa dentro del orden social de la FCPyS. Aquí se puede detectar que no sólo un nivel de estatus social del que goza el grupo o el individuo es importante, sino que la posición del rol dentro del grupo ejerce una influencia en la construcción de estrategias sociales que enfatizan las diferencias del mundo universitario. En otras palabras, la búsqueda de legitimidad en una forma de división social es directamente proporcional a la posición del rol dentro de la estructura de los grupos de amistad: si un líder “pone pauta” al posicionar, enfáticamente, temas en la agenda grupal, como los lugares de ocio o como el tipo de co- mida que debe ser consumido, también es un “profeta” en el sentido de que defiende y propaga por medio de su ejemplo un estilo de vida digno de imitarse y a diferenciarse de los demás.39 Debo aceptar que esta hipótesis la extraigo de un caso; faltaría fortalecerla con más trabajo de campo.

El uso social de la moda en los que comparten esta posición social en la FCPyS se produce con base en la distinción hacia los demás.40 La marca y su originalidad –que toma su importancia en un contexto en el que cualquier persona tiene acceso a las imitaciones– son un símbolo de distinción so- cial que provee de cierto carisma al individuo que sabe enseñarlo: es el que “tiene pero no presume”, que se diferencia del que “compite para ver quién se viste mejor” de los que “son muy fijados en la ropa”, de los que “se preocupan mucho [por la moda]” y además “presumen sus coches”. Las divisiones del mundo social se construyen por medio de la visibilidad de los objetos simbólicos que representan una capacidad económica. Ya sea por medio de una sutilidad o por medio de una tosquedad, la función social del símbolo de distinción es diferenciarse del resto. La materialidad de la ropa y los accesorios, como el reloj, el teléfono celular y hasta el automóvil, se convierten en recursos simbólicos de los que se hace uso y son tomados en cuenta por la misma comunidad. Símbolos de estatus social que resalta el porte del cuerpo: “están más arreglados: los niños se visten de camisa y las niñas se maquillan más”, en el sentido de que el portador adquiere mayor seguridad corporal en la medida en que es reconocido por sus pares, valorado por ellos desde la materialidad vuelta símbolo de distinción. Un entrevistado relató que “los de la mañana están más guapos porque se saben vestir”, mostrando que el vínculo entre moda y belleza estética se considera como uno mismo. Moda que no siempre separa a los diferentes, sino que enlaza a los iguales: otro entrevistado narró cómo sus tenis “de marca” fueron un tema de conversación que le permitió entablar una interacción social que produjo lazos sociales de mediana potencia.

Resalta una actitud “autista” e “individualista”, ya que algunos entrevistados relataron que en el turno matutino “dan el avión, son como autistas”, “están muy en lo suyo”, “son puro yo y yo”. “Aquí [en la mañana] hay mucho individualismo”, pero además “son muy egoístas”. Este rasgo de distinción marca la selectividad en los lazos sociales, ya que el objetivo es dosificar los momentos de sociabilidad, de tal manera que parezca significativo dirigirle la palabra a alguien. El carácter introvertido no es una particularidad de la personalidad del individuo; es más bien una función social con base en la administración pautada de los contactos inter- subjetivos. Así, se construye una economía de la sociabilidad: la amabilidad y la cortesía dosificada sube el precio del ejecutor, mientras que su gasto sin distinción e indiscriminado lo abarata. Un relato mencionó que “no tenía el caso hablarle a medio mundo porque no en todos vale la pena gastar saliva”. Esta estrategia de distinción sirve como barrera so- cial que provoca una sensación de “elitismo”, es decir, una sensación de pertenencia a un grupo social selecto. Esto no quiere decir que prevalezca la individualidad; también hay presencia extensiva de numerosos “grupitos”, es decir, agregados de estudiantes compuestos de dos, tres o cuatro miembros más o menos herméticos y conservadores respecto a su estructura grupal.

Otra marca de distinción es el tono lingüístico, ya que fue consenso general que en la mañana es más pronunciado hablar “con la papa en la boca” porque “hay más fresas [en la mañana] que en la tarde”. Esto muestra una preocupación por reproducir una variación lingüística diferente, de tal forma que autentifique una posición social de prestigio del individuo. Y es que el tono lingüístico es uno de los principales símbolos de prestigio o desprestigio, según el momento y el lugar, en el que se muestra un esfuerzo por negar o aceptar el origen social. El tono lingüístico es un marcador social tan profundo como lo es la moda, por lo que el “tonito fresa”, con mayor prestigio para la comunidad, es exhibido y remarcado de forma constante. Cabe señalar que este tono resaltó más en la mayoría de los entrevistados, mostrando con ello la procedencia social de éstos: posiciones sociales precarias de la clase popular o de la clase media baja.

También hubo otras opiniones que no estaban demasiado de acuerdo con las diferencias sociales: “no es tanto, hay de todo”, “somos muy similares entre nosotros”, “hay diferencias entre las personas pero no son tantas”, “algo pero no tanto”. Esta opiniones que trataban de homogeneizar el universo social contrastan con las que tratan de menospreciarlo de forma radical: “no es cierto que en la mañana hay más fresas, hay más nacos que nada”, “si esto está lleno de gatos, no sé por qué algunos piensan así de la mañana”. Una estudiante afirmó que “le deprime ir a la FCPyS porque todo está feo: las personas que van son feas y pobres”. Esto evidencia con mayor fuerza el proceso de descensión social experimentado con enojo, incomodidad y depresión. Esto es resultado de que el grupo de referencia, con el que se compara positivamente el estudiante, se encuentra en el exterior de la UNAM, ya sea en universidades privadas de élite o en universidades en el extranjero. Por lo que la experiencia de los individuos que están en esta posición social es que el espacio institucional de la FCPyS los reviste de desprestigio para las competencias cognitivas y simbólicas en el mercado laboral.

La posición reactiva

Su posición social se afirma a través de la negación descalificadora hacia las posiciones anteriores. Es una posición social que refuta con agresividad o burla los valores que tratan de imponer los otros grupos e individuos. Si los miembros de las posiciones anteriores valoran cierto tipo de recursos materiales y simbólicos, para este tipo de posición no son tan importantes. Su visión del mundo y conducción en la vida se da a partir de cierta escasez de las condiciones materiales de existencia. Al carecer de recursos económicos y simbólicos dominantes construyen un estilo de vida que obtiene su prestigio por medio de una intelectualización y/o consumo de cultura informal o alternativa, en donde los símbolos de distinción de las posiciones anteriores son negados o puestos en duda de forma constante. La acumulación reside en lo intelectual y en las experiencias de consumo que no impliquen mucho costo monetario, como las que provee la cultura underground.

Principalmente los entrevistados del tuno matutino exclamaron que el turno vespertino tiene un ambiente de peculiar hostilidad. Para algunos “son más agresivos”, y “son más rudos porque son de barrio”. Incluso una entrevistada reveló que “necesitas ser una chica ruda para estar en la tarde”. Significados que indican una postura salvaje por intimidadora y amenazante de los habitantes del “barrio”, lugar imaginario donde también se localiza la pobreza. No obstante, esta agresividad no es del todo imaginaria: el resentimiento de clase es una actitud que produce violencia simbólica hacia las posiciones sociales superiores o supuestas como superiores,41 en donde lo que está detrás del resentimiento de clase es la envidia de la precariedad.

También resaltaron los significados peyorativos que discriminan a los estudiantes del turno vespertino: “hay más nacos”, “se ven más chacas”. Términos descalificadores cuyo objetivo es la construcción simbólica de divisiones sociales que generen tanto prestigio por el que las anuncia como desprestigio hacia al que va dirigido. Y es que el significado es de ida y vuelta porque en la medida en que califican y clasifican a los otros en una posición social inferior, revelan su esfuerzo por ser reconocidos en una posición social superior. En particular, la palabra “naco” tiene un sentido peyorativo racista, el cual va dirigido hacia los miembros de las clases populares que más se vinculan, por su aspecto físico, con algún grupo étnico indígena.42 Cabe anotar que en México, por lo menos en la zona sociocultural de Mesoamérica, está acentuada una estratificación social vinculada con el aspecto físico, en la que los grupos extranjeros y criollos se encuentran en la cima de la pirámide, en medio los grupos mestizos y en la base los grupos indígenas. Esta estratificación social se reproduce en la estructura social de la FCPyS y, de igual forma, remarca que lo europeizado tiene más valor que lo indianizado.

Los símbolos estigmatizados más visibles a los sentidos son: la ropa y sus accesorios, el color de piel morena y el tono lingüístico. Después se encuentran otros menos visibles: el tipo de estrato socio-espacial en el que se encuentra la vivienda, el origen familiar y las prácticas cotidianas como el consumo de música, la forma de comer, el tipo de alimento consumido, los significados y prácticas de las relaciones con los hombres y con las mujeres, etc. Los relatos indican que en especial la ropa y sus accesorios son los principales símbolos por los cuales una persona puede ser calificada dentro de una de las identidades juveniles: no sólo “naco” o “fresa”, sino también “rokero”, “hippie”, “eskato”, “darketo”, “punketo” y “reguetonero”. De ahí que los estudiantes con disposición de menos recursos económicos le otorguen menos importancia a la “buena apariencia” en el momento de conseguir trabajo.43 En cambio el dan más peso a la capacidad intelectual y a la responsabilidad.

Además, “los de la tarde son más grandes y trabajan”, y “se ven más vividos”. A pesar de que son pocos los estudiantes en la FCPyS que trabajan, hay una percepción de que en el turno vespertino varios laboran y estudian. Aunado a esto son considerados estudiantes de poca calidad al ser percibidos “como unos flojos [que] no hacen nada”, porque “como muchos trabajan, los profesores no les dejan mucha tarea”. Varios entrevistados del turno matutino consideraron que “en la mañana” es más “pesado” porque ahí se encuentran los mejores maestros, a diferencia “de la tarde”, en la que asisten los maestros más “barcos” –es decir, fáciles para obtener una buena calificación.44 Los del turno vespertino consideran que “si en la mañana son más responsables, en la tarde somos más inteligentes”; “aunque digan [los de la mañana] que tienen mejores profesores, en la tarde entendemos mejor las lecturas”; “en la tarde te da más tiempo de reflexionar la lectura, no leemos tan rápido como en la mañana”; “aquí leemos de todo”; “los de la mañana piensan que somos más tontos”. Este estilo de vida universitaria niega el automatismo del estudiar para obtener una buena calificación y afirma el estudio por el amor al arte del saber. En consecuencia, hay una sensación de inteligencia, del saberse inteligente, que no está enmarcada por los límites y alcances de la institución educativa, sino por el marco de una imaginación romántica. Éste es el terreno de cultivo del sturm und drag, de la tormenta y la pasión, espacio de donde surge la fuerza de la acción colectiva estudiantil.

Asimismo, los del turno vespertino se consideran como “más unidos”, “no hay tantos grupitos como en la tarde”, “todos nos hablamos”, “somos más cariñosos entre nosotros”, “aquí haces amigos inmediatamente”. Las redes de amistad no sólo ofrecen un apoyo moral y emocional, sino también promueven mayor flujo de las redes de intercambio entre los alumnos. Intercambio que incluye información, bienes y servicios en la medida en que hay reglas sociales que obligan a dar. Abundan relatos sobre la coordinación para un fin común; uno de los principales es la organización efectiva de las fotocopias de los libros –en el que alguien se ofrece colocar “el juego de copias” en el expendio que realiza las fotocopias, o incluso en el que alguien se ofrece para repartir las copias entre todos los miembros del grupo. Este colectivismo es producto de los valores de las clases populares y las clases medias precarias con base en las redes de intercambio en condiciones de escasez de recursos materiales.45 En cambio, el individualismo es más un valor propio de las clases medias que resal- ta el logro personal por encima del esfuerzo colectivo.

Comentarios finales

Desde los límites de los relatos de este esbozo de investigación se puede concluir que la estructura social de la carrera de Ciencias de la Comunicación se compone de tres posiciones sociales: 1) la posición aspiracional, 2) la posición defensiva y 3) la posición reactiva. Principalmente la posición defensiva se encuentra en el turno matutino, y la posición reactiva se encuentra en el turno vespertino. La posición aspiracional parece estar en ambos turnos. Estas posiciones sociales se podrían encontrar también en las demás carreras, y de hecho podría ser una característica persistente no sólo de la FCPyS, sino en todos los espacios institucionales de la UNAM e incluso de las universidades públicas.

La sensación colectiva de que en el turno vespertino hay más “nacos” y “chacas”, y de que en el turno matutino hay más “fresas” es producto de una división social en la que los estudiantes con más disposición de recursos económicos y simbólicos optan, de forma predominante, por el turno matutino. Esto no quiere decir que cada turno sea receptor de estudiantes con un específico origen social. Más bien, hay más presencia de estudian- tes con más disposición de recursos en el turno matutino que en el turno vespertino.

Tomando en cuenta que el influjo de la educación de la madre es significativo para la educación de los hijos,46 los estudiantes con madres con por lo menos estudios universitarios en la carrera de Ciencias de la Comunicación se compone del 15%. Esto supone que el 85% de alumnos tiene madres que no cursaron la universidad.47 En consecuencia, imperan los “pioneros” en esta carrera, estudiantes que carecen de recursos simbólicos universitarios, los cuales están más vinculados a los significados y las prácticas de la clase media encumbrada y de la élite intelectual que a los significados y las prácticas de las clases populares y de las clases medias precarias.48 Los “pioneros” están obligados a tomar dos opciones: o aceptan y aprenden estas nuevas prácticas y significados, o los niegan y subestiman. Los relatos nos muestran medianamente estas dos posturas sociales.

Aquel 15% no indica necesariamente a los estudiantes que poseen más recursos económicos, ya que si esto fuera así habría menor número de ellos por su preferencia a las universidades privadas de élite –tomando en cuenta la devaluación de las universidades públicas, con más énfasis en las carreras del área de Ciencias Sociales. Se podría inferir que por lo menos en el caso la carrera de Ciencias de la Comunicación este 15% se compone de alumnos cuyos padres no han generado suficientes recursos económicos a pesar de poseer estudios universitarios. De ahí que su posición social sea defensiva, en tanto incongruencia de estatus: origen social con recursos educativos altos, pero sin las condiciones materiales de existencia suficientes para tener un estilo de vida propio de la clase media privilegiada.49 De igual forma, los relatos nos revelan más o menos esta posición social.

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Notes

1. Para McKinney, la noción de tipo construido indica el ordenamiento de la experiencia en una serie de atributos asignados, para obtener términos que puedan ser descriptivos y comparables. En palabras de este autor: “… es una selección intencional y planeada, abstracción, combinación y (a veces) acentuación de un conjunto de criterios con referentes empíricos que sirven de base para la comparación de casos empíricos”. McKinney, John ( 1969 ), Tipología constructiva y teoría social , Amorrortu, Buenos Aires, p. 27.

2. Utilizo el término de estructura social de Blau que refiere a las distribuciones de una población entre diferentes posiciones sociales que conforman y afectan las relaciones sociales. Es una diferenciación basada en las distinciones sociales que realizan las perso- nas en sus relaciones sociales intersubjetivas y entre los grupos sociales. Los individuos y los grupos son distribuidos a través de parámetros estructurales tales como edad, raza, sexo, educación, ingresos, poder y estatus socioeconómico. Ver Blau, Peter M. (1977), “A Macrosociological Theory of Social Structure”, American Journal Sociology , vol. 83, núm. 1, pp. 26-54.

3. En los estudios sobre los estudiantes de clases populares en universidades de élite se puede observar mejor la composición de la estructura social dentro de la comunidad estudiantil. Para ello ver Wolfgang, Lehmann (2012 ), “Working-class students, habitus, and the development of students: a Canadian case study”, British Journal of Sociology of Education , vol. 33, núm. 4, pp. 527-546. Aries, E., y M. Seider ( 2005 ), “The interactive relationship between class identity and the college experience: The case of lower income students”, Qualitative Sociology , vol. 28, núm. 4, pp. 419-443. Granfield, R. ( 1991 ), “Ma- king it by faking it: Working-class students in an elite academic environment”, Journal of Contemporary Ethnography , vol. 20, núm. 3, pp. 331-351. Lehmann, W. ( 2009 ), “Becoming middle class: How working-class university students draw and transgress moral class boun- daries”, Sociology , vol. 43, núm. 4, pp. 631-647. En México hay muy pocos estudios, uno de ellos es el de Casillas, Miguel; Badillo, Jessica y Ortiz, Verónica ( 2010 ), “Estudiantes indígenas en la Universidad Veracruzana. Una aproximación a su experiencia escolar”, en Colorado, Aldo y Casillas, Miguel (coords.), Estudios recientes en educación superior. Una mirada desde Veracruz . Dirección URL: http://www.uv.mx/bdie, última consulta el 19 de junio de 2014. Otro es el trabajo de Silva, Marisol y Rodríguez, Adriana ( 2012 ), El primer año universitario entre jóvenes provenientes de sectores de pobreza: un asunto de equidad , ANUIES, México.

4. Tilly, Charles (2000 ), La desigualdad persistente, Manantial, Buenos Aires, p. 84.

5. Sobre la función social del eufemismo en las relaciones jerárquicas ver Scott, James (1989 ), “Prestige as the Public Discourse of Domination”, Cultural Critique , núm. 12, pp. 145-166. A su vez, Packard, Vance ( 1962 ), Los trepadores de la pirámide , Editorial Sudamericana, Buenos Aires, pp. 173-211. Según este autor, las marcas de ropa o de accesorios de moda son mostrados a los demás de forma sutil, sin que se evidencie la aspiración por ser reconocido a través de la posesión de un objeto cargado con valor colectivo. Esto es conocido como la circunspección exhibicionista , que es la habilidad de mostrar a los demás la posición social con sutilidad y modestia.

6. Uno de los teoremas de Blau es que entre mayores sean las similitudes entre los parámetros estructurales, hay más oportunidad de asociación entre dos individuos o dos grupos. Véase Blau, Peter M. (1977 ), op. cit. A esto Bourdieu le llama las afinidades electivas , en referencia a la novela homónima de Goethe. Ver Bourdieu, Pierre ( 2003 ), La distinción. Criterio y bases sociales del gusto , Taurus Editorial, México, pp. 238-253.

7. Vela Peón, Fortino (2001 ), “Un acto metodológico básico de la investigación social: la entrevista cualitativa”, en Tarrés, Maria Luisa (coord.), Observar, escuchar y comprender. Sobre la tradición cualitativa en la investigación social, FLACSO, Colmex, Porrúa, México, pp. 79-82.

8. Miles, Matthew y Huberman, Michael (1994 ), Qualitative Data Analysis: an expanded sourcebook, Thousand Oaks, SAGE Publications, California, pp. 182-190.

9. Colmenero, Sergio (2004 ), Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (1951-2001), Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México. Cabe señalar que esta idea todavía se puede escuchar en algunos profesores, principalmente en los de la generación de Sergio Colmenero.

10. Ai Camp, Roderic (2007), Las élites de poder en México, Siglo XXI Editores, México, pp. 155-161.

11. Ibid., p. 158.

12. Careaga, Gabriel (1978 ), Mitos y fantasías de la clase media en México, Ediciones Cal y Arena, México, p. 197. De hecho, Careaga en su descripción de la clase media en México señala que: “Un típico joven de la clase media va a la Facultad de Ciencias Políticas o de Economía o de Filosofía.”

13. Adler Lomnitz, Larissa (2006 ), “Cambio social, universidad y clases medias urbanas: el caso de la UNAM”, en Bellet Sanfeliu y Ganau i Casas (coords.), Ciudad y universidad: ciudades universitarias y campus urbanos, Editorial Milenio, Madrid, pp. 103-120.

14. Luengo González, Enrique (2003 ), “Tendencias en la educación superior en México: Una lectura desde las perspectiva de la complejidad”, documento presentado en el seminario Reformas de Educación Superior en América Latina y el Caribe, Bogotá, IESACC/ASCUN.

15. Escobar Latapí, Agustín y Pedraza Espinoza, Laura Patricia (2010 ), “Clases medias en México: transformación social, sujetos múltiples”, en Franco, Rolando; Hopenhayn, Martín y León, Arturo (coord.), Las clases medias en América Latina, CEPAL, Siglo XXI Editores, México. También De Garay Sánchez, Adrián (2002a ), “Un sistema de educación superior, dos realidades distintas: la universidad pública y la universidad privada”, Revista de la Educación Superior, vol. 31, núm. 122, ANUIES, México, pp. 69-77.

16. Gil Antón, Manuel, et al. (1994 ), Los rasgos de la diversidad. Un estudios sobre los académicos mexicanos, UAM-Azcapozalco, México.

17. La responsabilidad del Estado ante la educación superior pública cambia a sólo el apoyo económico en la década de 1990. Véase López Zárate, Romualdo (1996 ), El financiamiento a la educación superior 1982-1994, Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, México, p. 26.

18. UNAM (2013) , Agenda Estadística 2012-2013. Dirección URL: http://www.planeacion.unam.mx/Agenda/2012/, última consulta el 18 de mayo de 2014.

19. Según el Cuaderno de Planeación Universitaria Año 2013, existe un mayor tránsito de alumnos que provienen de escuelas privadas en la Escuela Nacional Preparatoria (24.5%) que del Colegio de Ciencias y Humanidades (11.6%).

20. UNAM (2012) , Cuaderno de Planeación Universitaria, UNAM, México. Ver: Perfil de los alumnos egresados de nivel licenciatura de la UNAM.

21. Moras Salas, Minor y de Oliveira, Orlandina (2012 ), “Las vicisitudes de la inclusión laboral en los albores del siglo XXI: trayectorias ocupacionales y desigualdades sociales entre jóvenes profesionistas mexicanos”, Estudios Sociológicos, vol. 30, núm. 88, pp. 3-43. También, Jacinto, Claudia (comp.) (2010 ), La construcción social de las trayectorias laborales de jóvenes, Editorial Teseo, Buenos Aires, pp. 15-49.

22. En relación con los alumnos egresados los Cuadernos de Planeación Universitaria Año 2013 no consideran más indicadores socioeconómicos; sólo apuntan los estudios máximos y mínimos de los estudios de los padres de los universitarios.

23. Término introducido por Bernstein al comparar el lenguaje de la clase popular con el de la clase media. El código elaborado implica mayor visión panorámica, intelectualización e hipercorrección, a diferencia del código restringido, más ligado a la situación, de tipo pragmático y ligado a la acción. Cabe anotar que el código elaborado es el dominante en el campo educativo universitario, además de las instituciones gubernamentales, así como las instituciones privadas. Bernstein, Basil (1993 ), La estructura del discurso pedagógico. Clases, códigos y control, Fundación Paideia, Morata, La Coruña, pp. 100-134. Los pioneros son los alumnos cuyos padres no pasaron por los estudios universitarios, por lo que son la primera generación del cuadro familiar íntimo y en ocasiones hasta de la familia extensa. Véase De Garay Sánchez, Adrián (2002b ), “Los actores desconocidos: una aproximación al conocimiento de los estudiantes”, Sociológica, núm. 49, UAM-A, México, pp. 361-366.

24. El hecho de que exista un alto número de estudiantes de escuelas privadas en Sociología se debe a que esta carrera no existe en las universidades privadas –al igual que otras carreras como Letras Clásicas, Geografía, Física, Biología, Ciencias Genómicas, Física Biomédica, Geociencias, Ingeniería Petrolera y Nanotecnología, entre muchas otras. El efecto de esto es que estas carreras son los espacios en donde interaccionan más personas de diferentes posiciones sociales con diferentes recursos materiales y simbólicos.

25. Suárez Zozaya, María Herlendina (2011), Encuesta de Estudiantes de la UNAM 2011, Seminario de Educación Superior, Seminario de Investigación de Juventud, CRIM-UNAM, México, p. 176. Sostiene que “entre los estudiantes que asisten a la universidad en la mañana hay una proporción menor de quienes consideran que tienen problemas de escasez económica”. Esta encuesta fue realizada, entre otras variables, por cada área de conocimiento en la UNAM, por lo que no expresa datos específicos para la FCPyS. Aun así es un parámetro muy útil.

26. Ibid., p. 181. Suárez indica que “entre las mujeres hay mayor proporción de quienes sienten inseguridad en los lugares públicos, especialmente en la ciudad y en la escuela.”

27. Hay muchos estudios que muestran cómo la violencia cotidiana es más soportable en los individuos de posiciones precarias. Ver Goldstein, Donna (2012 ), Laughter out of place. Race, class, violence, and sexuality in a Río shantytown, University of California Press, Berkeley. También Scheper-Hughes, Nancy (1992 ), Death without weeping: the vio- lence of everyday life in Brazil, University of California Press, Berkeley.

28. Suárez Zozaya, María Herlendina (2011), op. cit., p. 193. Señala que “entre los estudiantes que asisten a la universidad en la mañana es menor la proporción de quienes ambos padres no tienen escolaridad universitaria y mayores las de cuyos padres son universitarios.”

29. Ibid., p. 141. Suárez sostiene que “los estudiantes del turno vespertino combinan el estudio con el trabajo con mayor frecuencia que los del matutino.”

30. De Garay Sánchez, Adrián (2008 ), “Los jóvenes universitarios mexicanos: ¿son todos iguales iguales?”, en Suárez Zozaya, María Herlinda y Pérez Islas, Antonio (coord.), Jóvenes universitarios en Latinoamérica, hoy, UNAM, Miguel Ángel Porrúa, México, pp. 205-222. El autor lo define como una cultura juvenil cuyo motor es el consumo de una cultura de masas, potenciada por las tecnologías de comunicación, que enfatiza una experiencia fragmentada del mundo de la vida.

31. Otro autor divide a los estudiantes trabajadores en dos tipos: a) los que se dedican principalmente a las actividades académicas, y b) los que se dedican principalmente al trabajo. Véase Mancera Cardós, Enrique (2013 ), “Características socioeconómicas, familiares y laborales de los estudiantes”, en Saucedo, Claudia; Guzmán, Carlota; Sandoval, Etelvina y Galaz, Jesús, Estudiantes, maestros y académicos en la investigación educativa. Tendencia, aportes y debates 2002-2011, ANUIES, México, p. 53.

32. S/a (1997), “Manual para ser gente bonita de la Facultad”, en Autogestión, núm. 2, p. 3.

33. Espinoza Camacho, Seymur (2011 ), “Nuestra facultad, espejo de realidades”, Revista Autónoma de Comunicación. Dirección URL: http://132.248.132.82/racomunicacion/cat- egory/numeros-anteriores-2/page/2/, última consulta el 4 de junio de 2013.

34. López Figueroa, David (2011 ), “Elecciones al Consejo Técnico en la FCPyS: La lucha de clases en la UNAM”, Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública. Dirección URL: http://cedep.org/elecciones-consejo-tecnico-fcpys, última consulta el 4 de junio de 2013.

35. Wright Mills, Charles y Gerth, Hans (1971 ), Carácter y estructura social, Paidós, Buenos Aires, p. 278. Los autores señalan que “(…) un conjunto de símbolos legitimadores, que están tan internalizados que no necesitan ser defendidos, puede monopolizar una esfera de símbolos. Si son puestos en duda, las personas comienza a discutir sobre ellos y saltan en su defensa, como absolutos. La existencia de dichas esferas de símbolos está condicionada por la armonía institucional, entre los órdenes y dentro de cada uno, por una tasa baja de cambio institucional, y por un monopolio de los canales de comunicación y persuasión. La probabilidad de que surjan contrasímbolos de legitimación aumenta cuando se da lo opuesto a estas tres condiciones.”

36. Esta posición social es muy parecida a la trayectoria de Chick y de los “college boys” en Street Corner Society, ya que están mejor dispuestos que otros a la movilidad social ascendente, ya sea ahorrando dinero para los estudios universitarios o escalando en la sociedad de Cornerville por méritos individuales. Véase Foote Whyte, William (1993 ), Street Corner Society. The Social Structure of an Italian Slum, The University of Chicago Press, Chicago, Londres, pp. 104-108.

37. Lo individuos están determinados más que por la mera posesión del dinero, por la posibilidad de posesión que ofrece el dinero, que es el consumir bienes durables, no durables y experiencias. Véase Simmel, Georg (2010 ), Cultura líquida y dinero. Fragmentos simmelianos de la modernidad, UAM-Cuajimalpa, Anthropos Editorial, Barcelona, México.

38. Suárez Zozaya, María Herlendina (2011), op. cit., p. 37. Suárez sostiene que “entre los estudiantes de Ciencias Sociales hay una proporción mayor, respecto a los de Ciencias Físico-Matemáticas y a los de Humanidades, de quienes de tener la oportunidad se cambiarían a una universidad privada.” Esto podría suceder como efecto de la presión de las competencias entre las carreras de las Ciencias Sociales de la UNAM y las del sector privado en un contexto de devaluación creciente del sector público, a diferencia de las carreras cuya competencia a nivel nacional es escasa o nula, donde la preferencia por la UNAM es alta. Además, existen las universidades públicas de élite como El Colegio de México (COLMEX) y el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), que también entran en competencia con la UNAM.

39. Weber, Max (1922 ), Economía y sociedad, FCE, México, pp. 364-365. Esta forma de legitimación es por medio de la construcción no sólo de discursos que expliquen la realidad cotidiana, sino también por medio del ejemplo del modo de vida. Al igual que la función del profeta en Weber, el líder del grupo es un ideólogo en el sentido de que construye relatos sobre la explicación del mundo, y además pone el ejemplo de su ideología por medio de su estilo de vida. Los profetas tienen discípulos como los líderes tienen lugartenientes, función de suma importancia para el fortalecimiento de dicha posición ideológica.

40. Simmel, Georg (2002 ), Sobre la aventura. Ensayos de estética, Ediciones Península, Barcelona, p. 45. La moda es un “producto de la división en clases, y se comporta en este sentido como muchos otros elementos, sobre todo como el honor, cuya doble función consiste en trazar un círculo cerrado en torno a sí y al mismo tiempo separado de los demás.”

41. Sobre el sentimiento de clase véase Scheler, Max (1998 ), El resentimiento en la moral, Caparrós Editories, Madrid. Y sobre la violencia simbólica Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loïc (1992 ), Una invitación a la sociología reflexiva, Siglo XXI Editores, Buenos Aires.

42. Bonfil Batalla, Guillermo (1994 ), México profundo. Una civilización negada, Grijalbo, México, p. 89. Sobre la relación entre la estructura de clases y la etnicidad en México ver Nutini, Hugo G. (1997 ), “Class and Ethnicity in Mexico: Somatic and Racial Consideratios”, Ethnology, vol. 36, núm. 3, pp. 227-238. Y también, Villareal, Andrés (2010 ), “Stratification by Skin Color in Contemporary Mexico”, American Sociological Review, vol. 75, núm. 5, pp. 652-678. Estos estudios tiene sus antecedentes en el desarrollo del concepto de colonialismo interno de González Casanova y Stavenhagen. Ver González Casanova, Pablo (2009 ), Sociología de la explotación, Siglo XXI Editores, México. Stavenhagen, Rodolfo (1963 ), “Clases, colonialismo y aculturación: ensayo sobre un sistema de relaciones inter- étnicas en Mesoamérica”, América Latina, núm. 4, pp. 8-25.

43. Suárez Zozaya, María Herlendina (2011 ), op. cit., p. 154. Suárez indica que “los estudiantes de nivel bajo o medio le atribuyen menos importancia a la buena apariencia respecto a los de nivel alto”.

44. Esta sensación se podría corroborar empíricamente midiendo la frecuencia en am- bos turnos de profesores de doctorado y licenciatura, los que tienen alto prestigio social y los que tienen más actividad laboral o académica en su campo específico. También ayudaría contar las faltas de los profesores.

45. Véase Adler de Lomnitz, Larissa (2006 ), Cómo sobreviven los marginados, Siglo XXI Editores, México, pp. 140-171.

46. Mancera Cardós, Enrique (2013), op. cit., p. 50.

47. Mientras que los estudiantes con madres hasta la educación primaria se compone del 26.4%. El restante 58.6% se compone de madres con estudios de secundaria y preparatoria.

48. De ahí que uno de los resultados de Suárez es que los alumnos de bajo y medio nivel socioeconómico perciban más autoritarismo y discriminación de parte de los profesores y de las autoridades universitarias. Suárez Zozaya, María Herlendina (2011), op. cit., p. 59.

49. Malewski, Andrzel (1966), “El grado de incongruencia de estatus y sus efectos”, en Bendix, Reinhard y Lipset, Seymour (1972), Clase, estatus y poder, Tomo III, Euramérica, Madrid, pp. 275-289. La incongruencia de estatus ocurre cuando un individuo o grupo experimentan un descenso en su prestigio por movilidad descendente y cambios en el contexto.

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Published on 31/03/17

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